En un extremo del interminable puerto de Valencia, desierto ayer
por ser día de fiesta, la actividad continúa frenética. 210
operarios especializados trabajan por turnos las 24 horas del día
para fabricar los quince gigantes bloques que formarán el dique de
Botafoc. El presidente de la Autoritat Portuària de Balears,
Francesc Triay "acompañado por personal técnico y directivo de este
organismo y de la UTE que construye el dique", visitó ayer en
Valencia el dique flotante de Drace (empresa del grupo Dragados) en
el que se están elaborando, a un ritmo de una por semana, las
monumentales piezas.
Once de ellas tienen, cada una, el tamaño equivalente a un
edificio de siete plantas de alto con 12 habitaciones en cada
planta (43 metros de eslora, 21 de manga y 21 de puntal), mientras
que los otros cuatro son de la mitad de tamaño. Otra comparación
válida para hacerse una idea de la envergadura estas piezas es que
en una de las grandes cabría, entero, el faro de Botafoc. Cada
cajón se fabrica de manera individual en una estructura instalada
sobre el mar, anexa al puerto. En ella se confecciona una base de
hormigón sobre la que se compone un entramado metálico, similar al
del tabicado de una vivienda, que se va rellenando con hormigón día
y noche con una frecuencia de 25 centímetros de vertido por
hora.
A medida que el cajón va adquiriendo peso se va hundiendo en el
mar a la vez que la estructura que lo soporta. Llega un momento en
el que el cajón puede flotar y, entonces, se retira la estructura
que lo soporta. El cajón, a pesar de su aspecto sólido y pesado,
flota amarrado en el puerto, esperando a que el remolcador lo
traslade a Eivissa por mar. La primera pieza, si las condiciones
meteorológicas lo permiten (el mar debe estar en calma total),
llegará a la isla sobre el 20 de abril y la última a mediados de
julio. La travesía de cada pieza desde Valencia a Eivissa (101
millas) durará 34 horas a una velocidad de dos nudos (3'7 km/h). La
ingeniera jefe de obra del dique de Botafoc, Ana Dizy, explicó ayer
en Valencia que, una vez construido el dique, su calado será de 20
metros.
A estos hay que sumar los 2'5 metros que sobresale del mar por
la parte interior y los siete metros del espaldón de la parte
exterior. Cada pieza lleva varias conducciones internas para
descargar el combustible de los barcos hasta los depósitos. Además
de Triay y Dizy, el gerente de la UTE (conformada por Dragados,
Aglomsa y Drace) Luis Sánchez del Río y el ingeniero de la planta
de fabricación de cajones, Juan Osborne aportaron cifras y datos a
la visita.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.