Uno de los últimos pasos de todo el proceso de confección del 'capell' es el del blanqueado del palmito. Foto: V.F.

Adistinto ritmo pero con la misma ilusión, las trece alumnas del taller de confección de capells de flocs organizado por la Colla Sa Bodega en colaboración con el Consell Insular ha cosechado sus primeros frutos. Se trata de varios sombreros elaborados con las mismas técnicas y materiales que antaño utilizaban los pagesos: palmito igual al utilizado para hacer las escobas, hilo de torzal y mucha paciencia. «Esto es más fácil de lo que en un principio parece. Lo peor fue el principio. Ahora me encanta y me relaja hacer capells», confesaba ayer María, una de las participantes en esta actividad que se desarrolla cada sábado desde el pasado mes de noviembre en el colegio Sa Bodega.

«Lo importante es que cada vez haya más personas que sepan hacer este tipo de piezas para que no se pierda esta tradición y que además estas alumnas puedan enseñar a otras el día de mañana», resumía Toni Sendic, que junto a María Torres imparte este taller. «Las técnicas se aprenden con la práctica, si se conocen las nociones básicas, el resto lo hace la práctica», añadió.

En los últimos cuatro meses las alumnas han hecho los deberes en sus casas elaborando la llata o trenza con la que se elabora el sombrero típico que ahora utilizan casi exclusivamente las componentes de los grupos folklóricos de las Pitiüses. Cada uno de los capells de floc necesita una media de 90 metros de llata de palmito que se cose en espiral teniendo cuidado de no tensar la trenza con las puntadas.