La jornada dominical despertó con una meteorología perfecta para
emprender rumbo a Sant Llorenç y sumarse a la calçotada organizada
por la Entesa Nacionalista Ecologista (ENE). Los que formalizaron
su inscripción a lo largo de la semana -12 euros pagaron los
adultos y 8 los menores de 12 años- partieron desde la plaza de Sa
Graduada en Eivissa hacia el área recreativa del Consell en aquella
localidad.
No todo el mundo sabía lo que iba a comer porque desconocía qué
eran los calçots. Las dudas no las resolvieron hasta el momento del
almuerzo, cerca de las tres de la tarde. Antes, los excursionistas
recorrieron el lugar para conocer su ecosistema. Y es que estas
excursiones siempre persiguen obtener un contacto directo con la
naturaleza con algún pretexto gastronómico.
Después de efectuar un recorrido por el enclave, los
excursionistas se concentraron en torno a las parrillas del área
recreativa para comenzar a asar los calçots -cebollones-. Entre
ellos se encontraba el secretario general de ENE, Enric Ribes,
quien se implicó de lleno con la tarea gastronómica. La degustación
de este producto típico heredado de la tradición catalana se
prolongó por espacio de dos horas, hasta que la tarde fue cayendo y
el romescu -salsa con la que se aderezan los calçots- se terminó.
La mayoría se llenó como para decir con satisfacción que ya no
tenían más hambre y regresaron a casa para contar la experiencia.
La agrupación ecologista organiza eventualmente excursiones como la
de ayer por las Pitiüses para rescatar sus valores medioambientales
y naturales. La recaudación se detina a sufragar los gastos de las
mismas.
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