Es una guerra en la que todos persiguen lo mismo, un título en el que no existe la posibilidad de compartir. Los colores diferencian a los aficionados porque los sentimientos son los mismos. Sólo vale un marcador, la victoria y todos lo saben. Coinciden en el resultado apuntado, tres a uno, aunque mientras los seguidores del Valencia dan la victoria al equipo ché, los madridistas apuestan sin dudarlo por el triunfo merengue.

Entre estos últimos se encuentra José Muñoz, vicepresidente de la peña blanca en la isla y uno de los incondicionales en cualquier cita deportiva del conjunto de Del Bosque. «Estuve en Amsterdan y fue apoteósico», comenta. Las 35.000 pesetas que le ha costado el billete, obtenido por reventa, le parecen un precio «razonable», con una condición: «Que consigamos regresar con la octava». Y no ha escatimado en medios para conseguirlo: desde un monumental sombrero a las tradicionales bufandas y camisetas.

Los novatos en esta ocasión están representados por Fina Climent, José Borrás y Antonio Fallos. El aeropuerto de Eivissa fue ayer el punto de encuentro de estos forofos del fútbol y las combinaciones de Héctor Cúper. La taquilla de Mestalla fue la oportunidad de conseguir por tan sólo 6.000 pesetas una puerta que supone un hito en la historia del balompié valenciano. El presidente de la peña, Vicente Marqués, no podía ocultar su optimismo horas antes de que el balón comenzara a rodar en el estadio de Saint Denis y se apresuró a acompañar a sus compatriotas hasta la salida del avión junto a una decena de personas. Una enorme bandera y mucha alegría les diferenciaban del resto de viajeros y alteraraba la rutina de la terminal.