Los pequeños tenían una sola hora para levantar los castillos de arena y no podían moverse del lugar asignado. Foto: VICENÇ FENOLLOSA

La playa de la bahía de Santa Eulària amaneció ayer llena de cubos, palas y rastrillos. Más de 400 niños de todas las escuelas del municipio se preparaban así para participar en una nueva edición del concurso de castillos de arena, que un año más ha organizado al Asociación de Padres de Alumnos del colegio Sant Ciriac, dentro del programa de fiestas del Primer Diumege de Maig.

Mientras los pequeños comenzaban a preparar el terreno aplanando la arena, una multitud de padres se resguardaba a la sombra del duro sol que caía; los mayores se dedicaron a contemplar el espectáculo desde la barrera. Los pequeños tenían una sola hora para levantar los castillos de arena. Ninguno de ellos se podía mover de la parcela que le había asignado la organización. Tan sólo podían salir para ir a buscar agua al mar.

A las once, cuando los jueces dieron el pistoletazo de salida, la playa se convirtió en un hervidero de niños arrastrando cubos y cavando en la arena. La mayoría de ellos optó por el clásico castillo de forma cúbica. Algunos trataban de mejorar su pieza añadiendo unas almenas o creando unas profundas fosas alrededor en las que sólo faltaban los cocodrilos. Más tarde pasaría el jurado, compuesto por miembros del Ayuntamiento de Santa Eulària, socios del APA de Sant Ciriac y un par de padres del resto de colegios.