Aunque comenzaron a las nueve y media de la mañana, llevaban caminando desde el lunes. La peregrinación del parque Reina Sofía hasta la catedral realizada ayer por 150 escolares del colegio Virgen de las Nieves de Sant Jordi era sólo uno de los pasos que continuaban la trayectoria iniciada a principios de semana con el sacramento de la confesión en el propio centro y cuya meta no es otra que la celebración del Jubileo. El final de la eucaristía marcaba también la consecución del objetivo propuesto.

Con ello, estos jóvenes, de edades comprendidas entre los nueve y los 16 años, han conseguido la indulgencia eclesiástica sobre los pecados cometidos. En apenas 20 minutos lograron con ayuda de sus pies que sus faltas se convirtieran sólo en errores pasados a la vez que pasaban un buen rato y se olvidaban de las aulas.

Un pasaje del Evangelio marcó el inicio de un recorrido durante el cual los jóvenes se distribuyeron en grupos en función del curso al que pertenecían (de cuarto de Primaria a cuarto de ESO). Altavoz en mano, el guía les iba indicando el ritmo, a la vez que ellos daban el suyo propio a las bromas y chistes.

Los 2.000 años del nacimiento de Cristo suponen el trasfondo religioso de una iniciativa a la que además se suma, según recalcaba el párroco de Sant Jordi, Francisco Torres, «el significado de renovación espiritual de la Iglesia. Se trata de un evento en el que lo que importa es el fondo, no la forma y donde el simbolismo puede más que la exactitud de fechas o acontecimientos». En este sentido, el perdón pueda obtenerse también «a través de visitas a los enfermos o a los presos», apuntaba el sacerdote, «todo lo que indique una actitud o una intención de favorecer a los necesitados, de cumplir la palabra y el ejemplo de Cristo».

Torres destacó, además, el hecho de que «sea precisamente la catedral el sitio escogido, templo que cuenta con un doble valor por ser el más representativo a nivel insular y por albergar a nuestra patrona».