Rueda de prensa de Sa Unió al inicio de esta crisis. | V. H

Sa Unió estudia estos días qué alternativas tiene en estos momentos tras la constatación de que el presidente del Consell de Formentera, Llorenç Córdoba, no tiene previsto dimitir. Fuentes de la coalición se han limitado a señalar al respecto que la coalición está «viendo todas las posibilidades que hay con lo que ha dicho cada una de las partes». Un análisis del que pretenden que no trascienda nada en estos momentos.

El último movimiento de Sa Unió en la crisis abierta por Córdoba a finales de noviembre de 2023 ha sido volver a poner sobre la mesa la posibilidad de negociar con los partidos de la oposición una moción de censura contra el presidente. Una oferta que GxF, formación liderada por Alejandra Ferrer, ha rechazado totalmente. Los insularistas no han aceptado ni siquiera escuchar los argumentos de la coalición que ganó las elecciones de mayo de 2023 por mayoría absoluta y que ahora se encuentra en la oposición. En un comunicado emitido días atrás, GxF condicionó la posibilidad de negociar a que la coalición asumiera «responsabilidades políticas». Además, indicó que la propuesta de Sa Unió incluía «líneas rojas». Por ello, exigió la dimisión y la entrega de las actas de José Alcaraz (PP) y Javier Serra (Compromís) para acceder a negociar. El partido de Ferrer, además, anunció en su nota que trabajará «para que formalmente se declare la inviabilidad del Consell y se convoquen elecciones anticipadas». Una fórmula que casi nadie ve viable en Formentera considerando que para que los formenterenses volvieran a las urnas haría falta una tramitación legal que no estaría lista en, al menos, un año. Un plazo demasiado largo para que Córdoba siga gobernando en solitario la isla.

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A la oferta de Sa Unió, por otro lado, sí respondió el PSOE, cuyos representantes ya han mantenido alguna reunión con la coalición. Sin embargo, los socialistas tienen claro que, antes de alcanzar ningún acuerdo, es necesario que algunos de los consellers de la coalición accedan a regresar al Gobierno insular para, de este modo, poder volver a conformar la Junta de Gobierno. Un gesto que, entre otras cuestiones, permitiría a Sa Unió retomar cierto control del Consell y, además, no pondría en riesgo las competencias autonómicas de la institución, que ahora mismo están suspendidas.

Lo cierto es que en estos momentos Sa Unió no tiene demasiadas opciones. Salvo que logre el apoyo de uno o dos consellers de GxF o el PSOE, no puede presentar la moción de censura porque no tiene la mayoría necesaria. Y, si sigue en la oposición, puede suceder que Córdoba alargue durante algún tiempo su gestión en solitario o que sea él quien llegue a un acuerdo con GxF y PSOE para gobernar. Si retorna al Gobierno insular sin tener relación con el presidente, podría recuperar el control del Consell, tal y como plantea el PSOE, pero el enfrentamiento entre la coalición y Córdoba podría, incluso, ir a más, a pesar de las manos extendidas del presidente. No parece probable, finalmente, que Sa Unió y Córdoba puedan recuperar la relación y, con ello, rehabilitar el Gobierno formado tras obtener la mayoría absoluta el año pasado. Aunque ahí está el conseller de Turismo, Artal Mayans, para demostrar que es posible gestionar este departamento y, a la vez, exigir a Córdoba su dimisión.