La central térmica de Formentera es una de esas pesadillas que se repiten de manera reiterada y que se intensifica especialmente con la llegada del verano. Estamos hablando de una turbina que fue instalada en la década de los 60 y que se alimenta de combustible diésel.
Esta instalación obsoleta se pone en marcha cuando la demanda eléctrica crece, como suele pasar durante el verano o bien cuando alguna de las otras lineas eléctricas de las Pitiüsas falla o se debe reparar y tiene que entrar en funcionamiento para abastecer la demanda.
La central provoca molestias en forma de humos, vibraciones y ruidos muy desagradables a los vecinos de la zona que llevan años demandando una solución que les permita descansar y mejorar su calidad de vida.
Denuncia en marzo
En el pasado mes de marzo, los vecinos de Ca Marí presentaron una denuncia por presunto delito contra los recursos naturales y medio ambiente, aportando sonometrías y documentación de los efectos provocados por las emisiones de humo. Mientras esperaban si se abría juicio oral, la Comisión Balear de Medio Ambiente, aprobaba la autorización ambiental que había impulsado el Consell de Formentera, que establecía una serie de medidas correctoras para las vibraciones, el ruido y las emisiones de humos.
Como informó ayer Periódico de Ibiza y Formentera, la misma Comisión de Medio Ambiente ha decidido suspender las restricciones de ruidos que había establecido, hasta que se resuelva el recurso que ha presentado Endesa.
Le eléctrica recurre con el argumento de que «la central de Ca Marí no está en condiciones de cumplir con los valores exigidos y eso obligaría a interrumpir su actividad, lo que dejaría desbastecida de electricidad la isla».
Por su parte Endesa también anuncia que este verano se aplicarán medidas adicionales para amortiguar al máximo el ruido que general la central térmica, al arrancar sus motores y turbinas.
También informaron que «ante la situación actual», la puesta en marcha de la central se retrasará hasta la segunda quincena de julio.
El conseller insular de Medio Ambiente, Antoni Sanz, se opuso a esta suspensión en el último pleno de la Comisión de Medio Ambiente y presentó una enmienda en la que se mantenían los puntos de las medidas correctoras de ruido, que no fue aceptada.
Sanz dijo ayer que «estamos trabajando con todos los implicados para que aseguren el nivel adecuado tanto de ruido como de descanso de los vecinos, como el mantenimiento del suministro eléctrico».
18 años de pesadilla
La portavoz de los vecinos que luchan desde hace 18 años por acabar con esta «pesadilla», Lina Mayans manifestó ayer su «decepción, ante lo que una vez más supone que volveremos a tener otro verano de terribles molestias que influyen gravemente en nuestro descanso y nuestra salud. Una vez más el Govern Balear nos vuelve a demostrar que nos dejan de lado y no atienden a nuestras quejas. Hace tiempo que pensamos que nuestro enemigo Endesa es demasiado poderoso y nadie se atreve con él».
La solución a todos estos males llegará con la conexión del tercer cable eléctrico que conectaría Formentera con Ibiza y que todavía se encuentra en fase de evaluación ambiental.
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