Las primeras intervenciones tuvieron lugar el 29 de noviembre del año pasado.

Ayer se dieron a conocer los primeros resultados de la investigación que se ha llevado a cabo durante casi un año sobre los restos de los cinco fusilados el 1 de marzo de 1937 en Sant Ferran. «Buenas noticias», según la consellera de Cultura del Govern, Fanny Tur, «pero no tanto como las que nos hubiese gustado dar».

Y es que, pese a que se ha podido confirmar que los restos óseos que se recuperaron sí pertenecen a tres de las víctimas, la falta de datos de su ADN no ha permitido revelar genéticamente su identidad.

«No son noticias de fracaso», insistió la consellera de Cultura, Educació i Patrimoni de Formentera, Susana Labrador. Con este descubrimiento, prosiguió, «podemos cerrar este relato y las familias así lo han entendido».

De hecho, los familiares de los cinco fusilados (Jaume Ferrer Ferrer, Josep Ribas Marí, Joan Tur Mayans, Jaume Serra Juan y Vicent Cardona Colomar), fueron las primeras en enterarse ayer de los resultados, tal y como declaró el president del Consell, Jaume Ferrer: «Esta mañana [por ayer por la mañana] hemos tenido una reunión con los familiares, que ya tienen la información de primera mano».

En este sentido, Labrador subrayó que durante todo el proceso «hemos acompañado y nos hemos relacionado constantemente con las familias». Al reunirse con ellas ayer, señaló, «tenían la esperanza de que habría una identificación», pero pese a todo, están satisfechas con el trabajo realizado.

Cabe recordar que las primeras intervenciones en este caso tuvieron lugar el 29 de noviembre del año pasado. Los trabajos trajeron consigo seis sondeos en el interior del cementerio de Sant Ferran y otros cinco en el exterior, todos ellos sin éxito. Sin embargo, tras investigar en el osario se recuperaron tres restos óseos, dos de cráneo y uno de húmero, todos con un elemento común: lesiones por arma de fuego. Además, se encontraron en los alrededores del cementerio hasta cuatro balas usadas en dichos fusilamientos.

A partir de este momento, se abrieron dos líneas de investigación, una centrada en los detalles genéticos y otra en la revisión pormenorizada del archivo civil.

Tal y como hemos conocido ahora, la primera línea finalmente no aportó los detalles necesarios, pero la segunda ha sido la que finalmente ha revelado el resultado más concluyente. «Podemos decir que no hay nadie enterrado en el cementerio cuya causa de la muerte fuera por arma de fuego, con lo cual las únicas personas con estas características son las víctimas del 1 de marzo de 1937», señalaba la arqueóloga y antropóloga forense, Almudena García-Rubio.

Por su parte, y en este sentido, la consellera Fanny Tur agregó que gracias a esto podemos valorar cómo «allá donde no llega la genética ha podido llegar la investigación archivística».
A partir de ahora, si las familias y el obispado dan su visto bueno, los restos se enterrarán de forma conjunta y se las rememorará con una placa.

Asimismo, desde el Govern balear aseguraron que dedicarán «todos los esfuerzos que sean necesarios para el próximo año terminar este compromiso que adquirimos, investigando el resto de fosas que quedan en Formentera».