Los más reacios a implantar estas medidas son los trabajadores de la hostelería. Miguel Garrido, encargado del hostal Bellavista, está convencido de que la limitación circulatoria supondrá un descenso en el número de visitantes que dejarán de venir por temor a no tener un vehículo propio para poder moverse por la isla.
En la misma línea opina Esteban Tur, empleado de una empresa de alquiler de vehículos, que no considera «lógico» que una persona que haga una reserva en un hotel «no pueda venir después por no tener vehículo con el que moverse». «Veo más problemas que soluciones», opina Tur sobre la anunciada limitación y apunta a que el turista «se lo pensará más antes de venir», ya que a los elevados precios que se cobran en determinados establecimientos se unirán las dificultades por alquilar un vehículo.
Florina Itucu trabaja desde hace nueve temporadas en el sector de la hostelería y asegura que las medidas «afectarán al turismo y a la economía de la isla». «Entiendo que haya motivos para limitar el número de coches pero desde el punto de vista económico no me parece bien, teniendo en cuenta que hay muchos turistas que vienen en sus propios coches», afirma.
Mabel Barrera, empleada de una conocida pescadería de Sant Francesc, aplaude la decisión del Consell de Formentera de limitar el tráfico aunque también reconoce que esta medida afectará al turismo. «Sin vehículo no se puede visitar el 80 por ciento de la isla», destaca Barrera quien apunta además que la mayoría de los bares y restaurantes de la isla no están en núcleos urbanos sino en lugares apartados donde no sería viable implantar líneas regulares de transporte. «Pero alguna cosa tienen que inventar porque hay muchos coches», concluye sin embargo.
Más convencida de la necesidad de estas medidas está Rosa Rodríguez, una residente en Formentera desde hace años que cree imprescindible la limitación de vehículos para el futuro de la isla: «Amamos Formentera y vivimos del turismo. Pero tenemos que cuidar la isla y tener un turismo sostenible porque, de lo contrario, sería pan para hoy y hambre para mañana».
Rodríguez señala también el peligro que supone que muchos turistas sin mucha experiencia en el volante alquilen vehículos durante sus vacaciones, especialmente en el caso de las motocicletas. «Muchos turistas alquilan motos en el puerto de la Savina, ponen el intermitente y no lo quitan hasta el día que se van si, con un poco de suerte, no pasan antes por el hospital», comenta con sorna.
Pep Ferrer, propietario del bar Centro de Sant Francesc, está de acuerdo en que el tráfico se debe restringir durante la temporada alta aunque no se atreve a apuntar la fórmula más apropiada para hacerlo. «Eso corresponde a los políticos», añade.
Sergio Jiménez, vecino de Formentera, es uno de los pocos que cree que el turismo no se verá perjudicado. En este sentido, cree que hay que controlar especialmente la entrada de vehículos que vienen a pasar el día. «El gasto que hace la gente que viene solo un día es minúsculo y enturbia el disfrute de los turistas que vienen a pasar una semana o diez días», argumenta.
3 comentarios
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Anem a vore: el problema no son els cotxes en sí, el fons de la questió son els 1.000.000 de visitants el 2017 (que son els que condueixen)...no esta clar?
Això pot ser beneficiós, ja que a Formentera hi ha un excés de turistes en estiu. Això sí, hi ha d'haver una bona oferta de transport públic.
Es que sin BUEN TRANSPORTE PÚBLICO Y SOSTENIBLE, la ecuación falla !!