Una antigua película (ET) sirvió a este participante para preparar un disfraz original durante el desfile que se celebró en Sant Francesc.

Después de dos años celebrándose en Sant Ferran, Sant Francesc recogía ayer domingo el testigo del Carnaval, una fiesta donde el tópico clama que todo vale y donde no solo se premia la estética de los mejores vestidos, sino también la sátira y las críticas sociales más o menos inteligentes.

No fue una de las ediciones más concurridas. No por falta de ganas de los formenterers, sino por la festividad del próximo miércoles, un ‘Dia de les Balears’ que ha hecho que mucha gente se haya cogido puente para aprovechar los últimos días libres que quedan para aquellos que a partir de Semana Santa, y con la temporada ya arrancando, saben que no contaran con vacaciones hasta que termine el paso de la marabunta turística allá por el lejano mes de octubre.

Aún y así, fueron centenares los isleños de todos los tamaños, edades y colores que poco a poco se fueron acercando al aparcamiento de Sa Senieta, muchos de ellos ataviados con los más variopintos disfraces, para inscribirse en la Rua y colaborar al calentamiento global de motores que se experimentaba antes del inicio del festivo desfile. Como suele ser habitual, abundaban entre los más pequeños las caracterizaciones de superhéroes y personajes televisivos más o menos tradicionales como Superman, Batman, el Increíble Hulk, algún que otro Mario Bros, Bob Esponja & Friends, los Picapiedra y unas cuantas princesas Disney como Blancanieves, rodeada por su séquito de enanitos y vigilada de cerca por una Maléfica en su versión más amable y maternal.

Poco a poco la cola de inscripciones fue disminuyendo y, haciendo gala de una jovial impuntualidad dominical, arrancó la Rúa del rey carnaval por las calles de Sant Francesc con temperatura amable y paso lento, un paso lento y estudiado que ayudaba a lucir más lentejuelas y brillantinas a la par que cuadraba con las danzas, pocas pero vistosas, de algunas de las comparsas como la latina ‘Coliflor’ acompañada de son cubano y ocho bailarinas, o la batucada, que abría camino a ritmo de tambores brasileiros mientras unos metros atrás el grupo Voices & Senses animaba los espectadores con sus versiones de Fito Cabrales y sus Fitipaldis o nos recordaban que el eterno Freddie Mercury y sus inseparables ‘Queen’, con Brian May a la guitarra, siguen queriendo liberarse del tufo machista con su ‘I Want to Break Free’.

El ‘troncomóvil’ de los Picapiedra, con tracción humana a las cuatro ruedas o una versión doméstica de los ‘Hells Angels’ con las Harley’s transformadas en bicicletas de plateado tubo, se combinaban con una pareja de Wallyes bastante fáciles de encontrar, algunos Smiley de sonrisa fácil, un capitán haddock de realista barba, una familia de payasos parapetados detrás de múltiples globos y un grupo de divertidas serpientes invasoras. Todos ellos, acompañados de muchos más personajes y de tantos otros disfrazados de transeúntes domingueros, fueron discurriendo por las calles de Sant Francesc hasta llegar a la Plaça Constitució y tomarla por las buenas mesclando sus músicas para deleite de los afortunados que habían podido encontrar mesa en la terraza del bar Centre.

Era tiempo de vermut y de pasear por las paradas montadas por la APIMA del colegio Mestre Lluís Andreu para escoger un tentempié y colaborar con unas monedillas a financiar el viaje de fin de curso de los alumnos de sexto curso. También se podía comer torrada, gratis para aquellos que habían hecho el agradable esfuerzo de disfrazarse para la ocasión y previo pago de unas monedas más para los que deseaban colaborar doblemente con el viaje de final de curso.

De la farmacia de Sant Ferran llegó poco después DJ Pharma cargado con sus estuches de CD’s para aportar cultura musical discofestiva al cónclave mediante la manipulación manual de las ruedecitas y palancas de su equipo Pioneer. Una formula inmejorable para mover un poco más el esqueleto, dejar que el ágape carnívoro circulara en sentido estomacal y se acortara la espera hasta el momento de la verdad en que las miembros del jurado y una speaker Trump encarnada por la periodista Marta Vázquez darían a conocer el veredicto de los premios de este 2017 y que quedaría de la siguiente manera:

Individual adulto, primer premio, dotado con 200 €, para ‘Troncomóvil’. Segundo premio, 150 €, para ‘Frutas tropicales de aquí y de allí’. Individual infantil, primero, con 100 €, para ‘Jaula de tiburones’, segundo, 60 €, ‘Peter Pan’. En categoría Parejas, primero, con 300 €, para ‘Los Trolls’, segundo, 200 €, para ‘Capitalismo y nuevo mundo’. En Familia, primero, con 300 €, para ‘Payasos voladores’, segundo, 200 €, para ‘Gallinas’. En Grupos de 3 a 10 personas, primero, con 400 €, para ‘Familia real’, segundo, 250 €, para ‘Guerreras de cada día’. En Comparsas de más de 10 personas, primero, con 500 €, para ‘Los invasores’, segundo, 350 €, para ‘Los gnomos’. En Carrozas con vehículo, primero, con 950 €, para ‘Coliflor’, segundo, 650 €, para ‘Los Picapiedra’ y Premio Especial Música, dotado con 250 €, para ‘Batucada’.

Evidentemente, lo que siempre cuenta, es participar, pero eso no quitó que los agraciados con algún premio se sintieran especialmente felices. Era el caso de Jose Jiménez, representante de los ‘Payasos voladores’, que agradecía la idea a su esposa o de David Ferrer, cabecilla de ‘Los invasores’, que nos contaba que habían participado hasta cuatro familias en la confección de los vestidos de serpientes invasoras.