Ses Salines ha vuelto a ser por un fin de semana el epicentro de la isla de Ibiza porque este domingo se puso punto y final a la VIII Edición de la Fira de la Sal. Y para ello, el grueso de las actividades programadas se trasladaban, como no podía ser de otra manera, al propio Parque Natural de ses Salines d’Eivissa i Formentera.
El grueso de las actividades en dicho lugar comenzaba en torno a las doce de la mañana. Muy cerca de las actuales montañas de sal, en el conocido como «antiguo montón del pantano», donde locales y turistas se agolpaban para disfrutar del encendido del fogueró. .
Sin embargo, antes de este festejo, se producía un pequeño espectáculo musical con canciones tan emblemáticas del folklore ibicenco como Bona nit blanca rosseta, y un pequeño desfile del Grup Folklòric de Sant Jordi, que ya había realizado su tan aclamado y esperado ball pagés.
Cerca de las doce y media, con un público expectante, se producía finalmente el encendido. Este fogueró se trataba del sistema de comunicación utilizado por los salineros, ya que el humo de esta hoguera avisaba a los salineros de cuantos trabajadores hacían falta y el tipo de trabajo a realizar una vez realizado el encendido del fogueró, que era supervisado en todo momento por agentes del IBANAT, teniendo en cuenta el espacio de Parque Natural en el cual se realizaban los actos. Tras la finalización de este festejo, el grueso de la gente se desplazaba hacia el siguiente punto. Muchos niños y también mayores iban a descubrir una de las tradiciones más arraigadas de la isla.
Extracción
A unos 500 metros, todo el público presente, que se contaba por muchas decenas, iba a asistir a una explicación y una demostración práctica de como se realizaba la extracción de la sal. Una serie de hombres, a los cuales se les sumaban los niños más intrépidos, iban a participar en esta recreación para demostrar la tradición salinera de la isla. La explicación, de gran carga histórica, corría a cargo de Pep de n’Andreu, trabajador de las salinas de Formentera.
«Yo trabajé durante seis años como jornalero en la sal durante la temporada. Comenzábamos el 6 o el 7 de agosto y se iba hasta parte de octubre. Explica Andreu a Periódico de Ibiza y Formentera. Estos trabajos «se hacían muy duros, teníamos que ir con poca ropa porque la sudábamos toda».
Sobre el proceso de extracción, explica que «había un marcador para indicar por donde se tenía que cavar». Durante una jornada podía extraer entre 23 y 24 toneladas de sal cada uno de los trabajadores «y éramos unas catorce personas, una por cada una de los depósitos que había», añade.
Junto a Pep Andreu estaba presente Toni Ferrer, historiador, quien explica que comenzó a interesarse por la historia de Ses Salines muy pronto, ya cuando estudiaba la carrera.
Sobre si a nivel histórico estas son el punto más importante de la isla, Ferrer asegura que «a nivel histórico internacional sí, Ibiza se conocía por su sal. Sin embargo, dentro de la isla, como en todas las sociedades de la época, lo más importante era la agricultura, y la sal complementaba esa producción». Según el historiador, la sal fue un elemento muy importante dentro de la exportación en toda la historia hasta el siglo XIX, cuando empezó a bajar el nivel de producción. Sin embargo, esto no quitaba que seguía siendo un elemento muy importante dentro de la industria de la isla.
«En el momento de máximo esplendor de Ses Salines llegaron a trabajar aquí unas 1.200 personas. Ya en la época medieval está documentado que venía gente de la península, de zonas como Valencia, a trabajar en la isla», explica Ferrer. Cabe recordar que este año hasta seis periodistas de ámbito nacional han participado en la Fira de la Sal «para conocer de primera mano las tradiciones y comunicar lo que es Ibiza y lo que es Sant Josep» al mundo, indicó el alcalde de la localidad, Vicent Roig.
Sin duda, una gran celebración que ha contado con diversas actividades. Entre ellas, en la plaza de la iglesia de Sant Jordi, el estreno del documental Relats de sal, que «enseñó qué era un saliner y mostró una veintena de testimonios». También se presentó el libro Un passeig per ses Salines en la iglesia de Sant Francesc de s’Estany con imágenes del Parque que mostraron su biodiversidad y ayudaron a entender por qué se debe cuidar y mantener. También se elaboraron platos típico de ossos amb col en Sant Jordi en el marco de la octava edición de la Fira de la Sal.
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