«He podido hacer una película para mi ‘yo espectador’»

—¿Qué tal ha ido el primer fin de semana de ‘Puntos suspensivos’?
—La verdad es que muy bien. Nos podemos dar por satisfechos, ya que hemos alcanzado las expectativas que nos habíamos propuesto. Estoy muy contento porque, además, tengo dos películas en el Top 10 de la cartelera nacional: por un lado, Odio el verano (en la que Marqués firma el guion), que sigue haciendo dinero y, por otro, ahora está Puntos suspensivos, para la que ahora toca tener paciencia para ver cómo funciona.

—Por el momento, parece que el arranque ha sido bueno y, además, las críticas son muy buenas.
—Así es. Estamos muy felices, tanto porque el 98 % de las críticas son buenísimas, como por los comentarios que nos llegan desde las redes, que también son muy favorables.

—Es una propuesta muy distinta a películas como Odio el verano, ¿esto le genera más tensión a la hora de ver los resultados?
—Son propuestas totalmente diferentes. Películas como Odio el verano tienen detrás una maquinaria enorme, con empresas como Telecinco, que llevan mucho tiempo invirtiendo en publicidad. Puntos suspensivos es totalmente distinto. Es otro género que no está pensado para reventar taquillas. Sin embargo, me consta que se han llenado las salas durante el primer fin de semana y no puedo estar más contento.

—Cuando nos habla de otro género, nos está hablando del ‘thriller’, un género muy distinto al social o al humor al que nos tiene acostumbrados.
—Es verdad que es un género que últimamente se hace poco. Es un ‘thriller’ psicológico, y eso se ha venido haciendo toda la vida. Siempre digo que Puntos suspensivos es como Aislados, pero en versión seria (ríe): en vez de estar protagonizada por dos pringados, la protagonizan dos personajes cultos, un escritor (Diego Peretti) y un periodista (José Coronado). Esto hace que, obviamente, sus diálogos tengan otro nivel intelectual. Además, he querido incorporar muchas referencias del cine clásico como La huella o La soga. Es como un juego con el espectador, a quien le vamos contando las reglas a medida que avanza el juego. Como un puzzle sin una imagen de referencia.

—¿Podemos entender esta película como un homenaje al cine?
—Por un lado, sí. Es evidente que hacemos un homenaje a esas películas que alquilaba en el videoclub y las veía en la tele. Donde solo había gente hablando y que me tenían todo el tiempo entretenido y en tensión. Eso sí, más allá de homenajear al cine clásico con distintos guiños, lo que hemos querido hacer desde el principio es entretener, y creo que lo hemos conseguido.

—Habla de la película con verdadera emoción, tiene pinta de que se lo ha pasado bien haciéndola.
—¡Me lo he pasado pipa! Tanto escribiéndola, como preparándola, como rodándola y montándola. He podido hacer una película para mi ‘yo espectador’, disfrutando de todo el proceso como un niño con un juguete nuevo. Y es que he podido trabajar con mi género favorito, con un equipo magnífico, unos actores increíbles y con los medios necesarios.

—Hablando del equipo, hay una pregunta que me resulta inevitable: ¿impone mucho dirigir a Coronado?
—La verdad es que tengo la suerte de haber trabajado con actores como Antonio Resines o Pepe Sancho, y ahora con Coronado ha sido una verdadera gozada. Es un tío que se implica en el proyecto, que aporta... ¡es un máquina!

—Usted es uno de los únicos cineastas ibicencos que ha sabido hacerse un hueco en la industria. Sin embargo, en Ibiza se hace bastante cine. ¿Necesita ayuda la industria del cine ibicenco (si es que la hubiera)?
—El mundo del cine es muy difícil y hay que ser muy persistente. Yo lo soy. No solo es complicado en Ibiza; a mucha gente del cine por todos lados le cuesta progresar en este negocio. No conozco la fórmula. En mi caso, nunca he parado de hacer cosas y fui conociendo a gente y progresando poco a poco hasta verme implicado en proyectos más grandes. Eso sí, entre los proyectos grandes, que llevan mucho tiempo, siempre he ido haciendo mis propios proyectos, como El club del paro, o escribiendo guiones por encargo, como el de Descarrilados. Sin embargo, en este gremio, el esfuerzo no es sinónimo de éxito y es muy desesperante. La industria no puede absorber todas las películas que hay por hacer y, si las haces de espaldas a la industria, la industria te da la espalda. En Ibiza hay mucha gente con talento que hace cosas, como Helher Escribano con su Ibicine, que ya es conocido por todo el mundo, o el talento de Adrián Cardona, por ejemplo.

—¿Cree que las instituciones pueden aportar algo para favorecer al cine ibicenco?
—Las ayudas institucionales son básicas, claro. Canarias es un ejemplo, por eso se rodó allí Odio el verano, y Extremadura también está apoyando mucho las producciones, por eso rodé Puntos suspensivos allí. Dan incentivos fiscales y subvenciones, siempre condicionadas a que ese dinero lo inviertas en el lugar, alojándote en sus hoteles, alquilando sus vehículos, comiendo en sus restaurantes o caterings, y contratando a técnicos de todo tipo de empresas locales. Esto, además, favorece que los profesionales locales adquieran experiencia trabajando con grandes productoras y puedan prosperar. Esa es la manera de que el dinero se quede en el lugar y de que las grandes productoras se interesen en rodar allí. El coste que supone un rodaje para una productora es mucho menor en Canarias, Extremadura o País Vasco de lo que pueda ser en Ibiza o en el resto de las Baleares.