La raíz etimológica de la palabra ‘Formentera’ proviene del término ‘Frumentaria’ lo que la definía como ‘tierra de trigo’. La relación de la isla con los cultivos y la tierra viene desde los primeros pobladores, como se demuestra en los yacimientos arqueológicos de la edad de bronce del Cap de Barbaria.
La llegada masiva de turistas hizo que los payeses abandonaran el campo para dedicarse en cuerpo y alma a un negocio mucho más lucrativo.
De ese modo, los campos de cultivo de Formentera se convirtieron en vertederos de todo tipo de residuos. Hace poco más de una década, la recuperación de la Cooperativa del Camp volvió a dar vida a multitud de hectáreas gracias al programa de cesión de tierras o a agricultores a tiempo parcial que apostaron por recuperar un paisaje de campos cuidados que la isla había perdido.
La terrible sequía que está azotando la isla va a provocar que la cosecha de cereales de este año sea solo el 20% de las 100 toneladas cosechadas el año pasado.
El sábado la cooperativa celebró su asamblea anual, para rendir cuentas ante los socios, presentando un balance muy positivo, sobre todo por la visibilidad que se había dado al producto local en Madrid Fusión o Alimentaria entre otros eventos. Pero el sector está en horas muy bajas, consciente de la que se le viene encima con una pluviometría tan escasa. Socios y directivos de la entidad dejaron claro que si no se crean ayudas públicas extraordinarias, el abandono del campo volverá a ser masivo y esta vez, probablemente, para siempre. En este momento, la subvención del Consell a la cooperativa supone un 20 % del presupuesto, muy lejos de lo que muchos piensan y la entidad se financia con las cuotas de los socios y la venta de productos de proximidad. Pero está claro que si la sequía afecta a la producción, el futuro pinta mal.