Foto de archivo

El acuerdo alcanzado entre el PP y Vox para que el Govern de Marga Prohens pueda sacar adelante sus primeros presupuestos ha hecho estallar a la izquierda en bloque y con el PSOE a la cabeza. El punto más destacado de este pacto tiene como objetivo acabar con la imposición del catalán en las aulas y que sean las familias las que decidan en cuál de las dos lenguas oficiales quieren que sean educados sus hijos. No se trata de elegir entre catalán y swahili sino entre catalán y español, las lenguas que la Constitución y el Estatut d’Autonomia consagran como oficiales en Baleares.

En estas islas, como en Cataluña, los mandamases se han pasado por el forro durante décadas la legalidad básica imponiendo a los alumnos solo el catalán. Un neofascismo lingüístico que tiene consecuencias a todos los niveles y que estos días analiza una comisión de eurodiputados en Cataluña.
Que la izquierda está de los nervios con esto es evidente. Que se burla de los ciudadanos, también. Porque clamar contra este acuerdo en el Parlament y hacerlo en español, como hizo Iago Negueruela este martes, solo puede ser una burla al ciudadano. Una mofa en toda regla. No sé si por imbecilidad o por la creencia, ya totalmente instalada en el PSOE, de que pueden hacer lo que les rote sin que nadie les rechiste.

Los socialistas son unos artistas en el uso perverso de la palabra. Y ahora nos amenazan con el cataclismo de la segregación porque habrá quienes prefieran que sus hijos sean educados en español. Una mofa más que procede de quienes han discriminado, con nuestros impuestos, a quienes no procedían de entornos catalanoparlantes con la falacia de la cohesión social. Sus aspavientos de hoy solo pueden calificarse de pura histeria neofascista ante lo que no es más que una expresión de libertad.