La dirección del PI intenta, casi con desespero, dar la sensación de que no pasa nada, que está todo controlado. En este sentido se explica el acto reciente en Menorca, donde el presidente del partido en Baleares, Tolo Gili, aseguraba que pretendían «reactivar» la delegación insular de la formación. Con apenas 1.000 votos recogidos en 2019 en la isla, un insignificante 2,5%, que lo sitúa a años luz de poder aspirar a un escaño menorquín, el acto no pasaba de ser parte de ese intento de desviar la atención de la grave crisis que afecta a su estructura mallorquina. La ibicenca ya no está en crisis. Ya no está: 75 militantes se escindieron la semana pasada y recuperarán la marca Más Ibiza, lo que deja al PI minimizado a una sola pequeña agrupación local.
La crisis del PI
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En mi punto de vista ni PI ni PO.