«Este niño es sordo» es una de las frases más comunes que los padres usan cuando su hijo ignora una indicación. Por si hay dudas, aclaro que si continuamente se hacen los sordos cuando se les pide algo, no es porque el tímpano esté dañado. Tiene más que ver con una tendencia a desconectar hasta que el volumen de la voz paterna o materna llega a su punto crítico. Reaccionan cuando intuyen que la cosa comienza a ponerse sería y normalmente viene acompañada de la amenaza de una consecuencia negativa.
En general, la «sordera selectiva» se produce por dos causas principales. Cuando están muy concentrados en una actividad (jugando, viendo la tv, con pantallas, etc.) o cuando la información que transmiten los progenitores no les interesa (recoger, ducha, dormir, deberes, etc.).
Algunos «medicamentos» que ayudan a mejorar ésta dificultad de escucha son: La gestión del tono de voz, hablar con voz sosegada y firme. Si el tono de voz habitualmente es alto aprenderá a desconectar hasta que el volumen sea el máximo. El contacto visual es esencial, las probabilidades de no hacer caso están directamente relacionadas con la ausencia de contacto visual. Es decir, si no hay mirada no hay escucha. Como punto de partida los niños suelen distraerse con facilidad, llamar su atención y cruzar las miradas facilitará que sigan las instrucciones. En algunas ocasiones será necesario establecer contacto físico para conseguir la atención. Podemos cogerle de la mano, tocar el hombro, acariciarle, etc. Esta técnica conviene sólo utilizarla ante situaciones urgentes y puntuales, ya que el objetivo es que preste atención cuando se le habla.
El prospecto dice que «los padres no tienen que decir todo lo que piensan y sí pensar todo lo que dicen». Es decir, primero reflexionar cómo transmitimos el contenido y segundo con qué importancia acompañamos el mensaje.
Otros «principios activos» nos recuerdan que los niños tienen periodos cortos de atención. Para facilitar su escucha utiliza frases sencillas. El uso de explicaciones largas puede provocar que pierda interés o se olvide de lo que se dijo primero. Podéis extenderos en explicaciones sobre la responsabilidad: «- Es muy importante que uses bien el juguete, porque ha costado mucho dinero, existen niños que no tienen juguetes?» o utilizar frases sencillas y claras: «- Si usas mal el juguete se guarda». Las últimas suelen ser más efectivas en cuanto a las formas de uso.
Como «efecto secundario» evita la ironía, si le dices: «- ¿Algún día piensas recoger?» Puede que te responda «Después o mañana». Mejor realizar mensajes directos, ya que indican claramente lo que queremos que haga y clarifican la información sobre nuestras intenciones.: «- Hora de recoger los juguetes».
Agradecer a los hijos que nos presten atención o que ejecuten lo que les solicitamos, nos ayudará a educar en positivo. Pensar que prestarnos atención y cumplir nuestras órdenes es su obligación, es olvidar que están en proceso de aprendizaje. Por cierto ¿vosotros padecéis sordera selectiva?
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