Unidas Podemos quiere revalidar su pacto con el PSOE para, dicen, afianzar el progreso en la isla de Ibiza. Progreso es un concepto que se utiliza demasiadas veces en política y no siempre de forma correcta. Porque no creo que sea progreso que haya gente pagando 500 o 600 euros para dormir en camas calientes en la isla ante la imposibilidad de alquilar un piso; ni que tenga que esperar medio año para poder pasar la ITV de sus vehículos; y no hablemos del deficiente estado de Cas Serres, del Conservatorio, o del transporte público de la isla; además del retraso en el pago de subvenciones a entidades sociales y deportivas.
Seguramente algunos/as dirigentes de Unidas Podemos habrán experimentado un importante progreso en sus nóminas en estos años, lo cual es lícito y humano, pero convendría que moderasen su optimismo porque hay cosas que los ciudadanos han vivido y padecido en estos últimos años para que se intente vender lo contrario.
En Vivienda, parcela dirigida por Podemos en el Consell, recordemos, lo que se ha hecho y nada es lo mismo. Si en la próxima legislatura consiguen entregar una sola vivienda ya será el doble de lo conseguido en estos cuatro años, pero no parece que sea motivo para lanzar las campanas al vuelo. Eso sí, intenten ahorrarse más presentaciones de planos de futuras viviendas sociales que los archivos de los periódicos ya están llenos de imágenes. No es solo que no haya viviendas, sino que se percibe una nula capacidad para tener nuevas iniciativas para mejorar esta parcela de la vida de los ibicencos, que posiblemente es la que más dificultades ha generado durante estos años. Por todo eso, mejor que no utilicen la palabra progreso con tanta alegría. Progreso es otra cosa muy diferente.
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