El odio africano que en determinados sectores de la izquierda se tiene por alguien como Abel Matutes ha de calificarse como «matutesfobia». Desde la construcción de las autovías de Ibiza esta fobia se exacerbó del mismo modo en que se agudizan todos los odios, de forma irracional. Para algunos, Matutes encarna todos los males. Se trata de un acaudalado empresario de éxito, con grandes propiedades e importante patrimonio, que fue político en un partido de derechas y exministro de José María Aznar. Este dato sea posiblemente el que le hace, en opinión de algunos políticos de izquierdas, merecedor de cuantas acciones proceda imaginar en su contra.
La esperpéntica y surrealista comisión de investigación desarrollada durante esta legislatura en el Parlament sobre la construcción de las carreteras de Ibiza, fue una magnífica demostración de lo que digo. No se trataba de hacer revisionismo, ni de desempolvar el pasado, no. Se trató de intentar recurrir a un episodio de la prehistoria de Balears para arrastrar por el barro al PP y singularmente a la familia Matutes. Los partidos de izquierda llevaron sus conclusiones a la Fiscalía, con la esperanza de lograr que se abriera una causa judicial que en multitud de ocasiones ya había sido rechazada. En esta última ocasión la Fiscalía se ha pronunciado en idéntico sentido que en el pasado. Pero les daba igual porque su objetivo estaba cumplido con creces. Aunque fuera a costa de convertir el Parlament en un circo de tres pistas, habían conseguido humillar y escarnecer a quienes fueran sus rivales políticos más de una década atrás.
La ‘ley escoba' que el Govern se vio en la obligación de impulsar para solucionar los múltiples desaguisados legislativos perpetrados durante estos últimos años dieron la excusa perfecta. Podem dijo que no daría su voto favorable a esa ley. Presionados por sus socios, pusieron precio a su apoyo: la enmienda ‘Matutes'. Modificar la Ley de Urbanismo aprobada en diciembre, solo seis meses antes. Con el único objetivo de perjudicar a Matutes. Así lo reconoció Podemos en un comunicado. La versión balear del «¡Exprópiese!» de Hugo Chávez. Ahora ni siquiera se justifica la medida en la protección del medioambiente. ¿Puede alguien pensar que eso no tendrá consecuencias económicas? Matutes hará el negocio igual, gracias a Podemos. Y todos los ciudadanos pagaremos a escote una millonada. Al tiempo.
4 comentarios
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matutes no es el único empresario de España, ni de Ibiza ni del mundo. Puede estar tranquilo que vendrán otros/as a invertir o querer llevarse un cacho del pastel.
claro lo más normal. como no se hace lo que yo diga, pues cierro y me voy. Pues sí todo los españoles/as apliquen esa teoría, vaciamos España. ¿alguien sabe lo que es convivir y respetar las normas y la ley? ¿o solo se lo sabemos pedir a los catalanes que apliquen la ley?
Yo soy Matutes y cierro todos los negocios a cal y canto y empiezo a invertir en otros países.
1. Matutes surgió de un partido fascista y ultraderechista de la dictadura de franco. Eso de un “partido de derechas” fue la versión moderna después de la dictadura, ya que se vieron obligados a “modernizarse”. 2. Eso de que lo odie la “izquierda”, puede ser, pero no hay que quedarse allí ya que el resto de empresarios y la ciudadanía ibicenca sabe que él tiene como un “cheque en blanco” para realizar lo que quiera (percepción social), justificándolo siempre en “progreso, modernización, empleo, etc”. Lo único que se le pide es que sea tratado como al resto, nada más. 3. Las únicas víctimas son los/as ibicencos/as, así que sería mejor no focalizar el victimismo en ese hombre. Respeto que haya gente que deba bailarle la canción que él diga bien por cercanía o compromiso o motivo laboral me parece perfecto, pero resulta ridículo que la mayoría (sin ser trabajadores suyos ni teniendo ningún tipo de compromiso con él) deban bajarse los pantalones. 4. Más aspectos que se podrían nombrar