No recuerdo quién tuvo la genial idea de nombrar a Francisco de Sales patrono de los periodistas. Supongo que la atribución tiene que ver con la cantidad de obras que escribió el santo y la actualidad de sus contenidos. Antes de santo, Francisco de Sales fue periodista –allá por el siglo XVI– cuando no existían los periódicos como hoy los entendemos. Su fecundidad literaria se plasmó multitud de obras. De ellas destacaron Las controversias, unos folletos que repartía por las casas de la región francesa de Chablais en los que debatía cuestiones religiosas de actualidad con repercusión social. En sus controvertidos panfletos defendía sus ideas políticas y religiosas al tiempo que informaba de la situación en la que se encontraban sus correligionarios.
Hoy martes, 24 de enero, los periodistas celebramos a nuestro patrono, San Francisco de Sales, en un momento en el que la profesión vive sumergida en una de sus mayores crisis que han convertido este sector en uno de los de mayor precariedad laboral. Resulta paradójico que en plena era de expansión de las comunicaciones, la profesión periodística esté sumida en una crisis sin precedentes. Seguramente esta crisis profesional tiene que ver con el cambio de modelo y la adaptación de un tipo de periodismo tradicional a nuevos formatos y tecnologías. Lo cual quiere decir que no nos queda otra alternativa que adaptarnos a los nuevos ámbitos de la comunicación y guardar el periodismo clásico en un frasquito de sales –que diría el santo– para sazonar, condimentar y enriquecer los ingredientes más suculentos de nuestra sociedad.
No recuerdo quién tuvo la genial idea de nombrar a Francisco de Sales patrono de los periodistas. Supongo que la atribución tiene que ver con la cantidad de obras que escribió el santo y la actualidad de sus contenidos. Antes de santo, Francisco de Sales fue periodista –allá por el siglo XVI– cuando no existían los periódicos como hoy los entendemos. Su fecundidad literaria se plasmó multitud de obras. De ellas destacaron Las controversias, unos folletos que repartía por las casas de la región francesa de Chablais en los que debatía cuestiones religiosas de actualidad con repercusión social. En sus controvertidos panfletos defendía sus ideas políticas y religiosas al tiempo que informaba de la situación en la que se encontraban sus correligionarios.
Hoy martes, 24 de enero, los periodistas celebramos a nuestro patrono, San Francisco de Sales, en un momento en el que la profesión vive sumergida en una de sus mayores crisis que han convertido este sector en uno de los de mayor precariedad laboral. Resulta paradójico que en plena era de expansión de las comunicaciones, la profesión periodística esté sumida en una crisis sin precedentes. Seguramente esta crisis profesional tiene que ver con el cambio de modelo y la adaptación de un tipo de periodismo tradicional a nuevos formatos y tecnologías. Lo cual quiere decir que no nos queda otra alternativa que adaptarnos a los nuevos ámbitos de la comunicación y guardar el periodismo clásico en un frasquito de sales –que diría el santo– para sazonar, condimentar y enriquecer los ingredientes más suculentos de nuestra sociedad.
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