Creo que no hay proyecto o itinerario de vida que no esté marcado por la dificultad en alguna o en muchas de las fases de nuestro camino; todos hemos atravesado, atravesamos y atravesaremos vicisitudes y sufrimiento en nuestro trayecto hacia aquello que deseamos y que creemos que necesitamos y que queremos alcanzar.
Es utópico pensar que existe una manera de alcanzar las cosas, que las otorgue todas a la primera y con total facilidad. En mi opinión, eso no es algo susceptible de ser alcanzado por un ser humano, aunque por desgracia, el discurso actualmente imperante en la sociedad sea el de que lo podremos todo y que lo podremos desde ya.
Como decía, el sufrimiento, la dificultad, la espera... en la búsqueda de los que perseguimos, es algo plenamente humano, por suerte, evidentemente, ello acompañado por los logros que vamos alcanzando y por todas las cosas que aparecen en el camino y también nos ayudan a ir avanzando por el: «cuesta abajo un ratito, cuesta arriba después», así es la vida.
Hoy en día, en nuestra entorno socio-económico inmediato y también en el marco social general, tenemos una serie de condicionantes que podemos catalogar como dificultades para las personas que sueñan con poder configurar un proyecto de vida propio: el empleo, la dificultad para independizarse, la carestía de la vivienda...
Los anteriormente mencionados son sin duda escollos importantes en la configuración de la hoja de ruta de la vida para las generaciones actuales, pero no hay que dejar de tener en cuenta que las generaciones anteriores no han estado exentas de sus propias dificultades en este sentido, y aunque hoy podamos desalentarnos ante lo que nos parece un muro insuperable, antaño han existido dificultades y barreras que tal vez eran más grandes objetivamente que las que podemos encontrar ahora.
En este sentido, la respuesta que podemos aportar cuando nos enfrentamos a estorbos y obstáculos que van más allá de lo que podemos resolver mediante nuestra voluntad de una manera rápida tiene que ver con intentar vivir y perseguir nuestros objetivos, advertidos de que desde la noche de los tiempos el ser humano ha tenido impedimentos y dificultades para alcanzar sus deseos y realizar su trayectoria, con momentos de detención, desconsuelo, desconcierto, pero generalmente eso no ha sido un determinante definitivo para no poder llegar, alcanzar y lograr cosas valiosas en la vida, aunque haya necesitado también de sacrificios importantes.
En este sentido creo que es importante la queja, la reivindicación y el alzar la voz ante las condiciones de vida injustas y para encaminarnos a aquello que debería de funcionar mejor, no obstante hay que tener en cuenta que todas las generaciones han conocido de la injusticia y de las dificultades, y que estas no son un patrimonio exclusivo de los jóvenes de hoy.
A pesar de todo ello, la cruda realidad es que nadie más que nosotros para sacar adelante nuestra vida, y que en este sentido a veces es difícil, pero absolutamente imprescindible no desistir de la lucha hacia aquello que deseamos, aunque lo que logremos no sea exactamente tal y como esperábamos, con el tiempo puede cobrar más valor del que hubiéramos imaginado.
Ese no desistir y afrontar, marca la posibilidad de una trayectoria de la que más adelante y mucho más adelante podamos estar orgullosos aunque haya atravesado alguna etapa de cierta precariedad, a la par que luchamos por construir una colectividad mejor.
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