Hay rodillo cuando el poder político utiliza su mayoría para hacer tragar al conjunto decisiones que, quizá, no sean tan mayoritarias; cuando se utiliza dicha mayoría para soslayar debates, negociaciones o diálogos que hubieran sido necesarios. Buen ejemplo de rodillo en las Balears ha sido el TIL, su aplicación a toda costa, contra el criterio de los profesores y de la mayoría de padres. La reforma de la Ley del aborto, que pretendía imponer Gallardón en nombre del PP, y que le costó la cabeza al superministro, es otro caso desafortunado de rodillo.
El PP ha hecho un uso muy desafortunado del rodillo, en la pasada legislatura y en virtud de sus mayorías absolutas. Es de suponer que, el pasado 24M, los populares habrán recibido una inyección de humildad. Ya veremos en qué se traduce. De momento, parece que, en la farmacia de José Ramón Bauzá, aún no se vende ese tipo de inyecciones.
Ahora que hay cambio de gobierno en Sant Josep, Sant Antoni y Vila, con nuevas mayorías de izquierdas, ahora que también lo habrá en el Parlament y el Govern balear, cabe preguntarse qué harán los nuevos líderes políticos con los rodillos que les han tocado en suerte. Porque, aunque no sean mayorías tan absolutas como las que disfrutaba el PP, por lo menos en Vila y en Sant Antoni ya tenemos pactos de gobierno seguros. El rodillo sigue estando ahí, agazapado, a la espera de alguien que quiera empuñarlo.
A mí me parece que, después de lo que hemos visto, a los nuevos gobernantes les conviene dejar el rodillo aparcado, oculto en uno de esos cajones que casi nadie abre nunca y que seguro que hay en todas las administraciones.
También con rodillo se aplicó la primera ecotasa en el primer gobierno de izquierdas de las Balears, siendo presidente Francesc Antich (1999-2003); Antich y compañía se metieron en un fregado muy importante, con todos los hoteleros en pie de guerra; la cosa acabó en un fracaso estrepitoso, solo superado por el ridículo de la tarjeta verde que luego sacó Jaume Matas.
Esta semana, los socialistas, Podemos y Més ya se han puesto de acuerdo para instaurar un nuevo impuesto turístico: habrá ecotasa, otra vez, en esta legislatura; aunque en el PSOE (lógicamente y por experiencia) no lo veían muy claro.
Yo no tengo ninguna duda de que algún tipo de impuesto turístico es, a medio plazo, imprescindible. De hecho, si partimos de la base de que el principal problema de las Balears es la financiación (y de que el Gobierno de España no va a soltar un duro mientras tenga tantos kilómetros de AVE por mantener), la cosa cae por su propio peso. Ciertamente, un impuesto no es una buena forma de promoción turística; pero tener unas islas llenas de suciedad, con instalaciones e infrastructuras sin mantener por falta de recursos, es una forma de promoción aún peor.
Y aun así, creo que intentar aplicar una ecotasa sin sentarse a hablar con los hoteleros, y tenerlos un poco convencidos previamente, sería una temeridad. Aunque los nuevos gobernantes se sientan (y estén) legítimamente autorizados para hacerlo. La nueva ecotasa va a ser una excelente oportunidad para conocer el verdadero talante de los nuevos gobernantes.
¿Aplicarán el rodillo o gobernarán para todos?
El rodillo consigue que las buenas ideas parezcan imposiciones, que los líderes elegidos democráticamente acaben contemplados como dictadorzuelos. Esos son los prodigiosos efectos del rodillo. Quizá el TIL, en realidad, era una buena idea, aplicado de otra forma y con el concurso y la colaboración de los profesores. Ahora ya nunca lo sabremos.
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