Rosa Estaràs ha revalidado su cargo como presidenta regional del Partido Popular en Balears, en esta ocasión con la legitimación que supone vencer en un congreso con el apoyo del 66 por ciento de los compromisarios -conviene recordar que Matas ganó su primer congreso en 1999 con un porcentaje inferior sobre su adversario cañellista-. En definitiva, lo importante y trascendental es la nueva orientación política que se va a imprimir desde la dirección de una formación que, conviene tenerlo presente, representa a la mayoría del electorado balear.

Además, Rosa Estaràs ha ganado el congreso frente a un candidato alternativo, Carlos Delgado, cuyas principales bazas no eran otras que desenterrar la vieja polémica lingüística y el ataque frontal al nacionalismo sin ningún tipo de matices. Todo ello aderezado con un tono altivo y radical que sus correligionarios han rechazado sin paliativos. Ésta es la realidad.

El equipo de Estaràs, en el que ha introducido algunos cambios significativos respecto al que heredó de Jaime Matas, es el encargado, a partir de ahora, de recuperar la cohesión interna que se ha perdido en el congreso y, lo que todavía es más importante, materializar todas las propuestas que significan una plena sintonía con los nuevos aires que quiere imprimir en el Partido Popular Mariano Rajoy, las cuales, sin duda, tienen que adaptarse a la realidad balear y que, por supuesto, en nada representaba el desfasado españolismo de Carlos Delgado.

Se abre, a partir de ahora, una nueva etapa en la que Rosa Estaràs deberá confirmar su liderazgo del Partido Popular tanto en clave interna como frente a toda la sociedad balear. Éste es su gran reto para los próximos años.