El president del Govern, Francesc Antich, ha querido transmitir un mensaje de moderado optimismo respecto al resultado final del nuevo modelo de financiación autonómica, cuyo debate acaba de comenzar y ya se adivina complejo. El encuentro de Zapatero con los presidentes socialistas permitirá apaciguar la polémica interna durante los próximos meses, pero todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo a pesar del clima conciliador que se respiraba al final de la cena en el palacio de La Moncloa.
Un aspecto de indudable trascendencia para Balears es la consideración de la población como uno de los factores más importantes en la fórmula de reparto de los recursos del Estado a las autonomías, así lo ha reconocido el responsable d'Economia i Hisenda, Carles Manera, tras la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera.
Todo indica que se está avanzando en la línea defendida por el Govern y la totalidad de las fuerzas políticas de Balears: el Estado debe reparar los agravios económicos con las Islas y consolidar unos baremos que permitan cumplir con la suficiencia del sistema. Sería un contrasentido seguir empobreciendo las arcas públicas de la Comunitat Autònoma cuando ésta, precisamente, es una de las que más y mejor contribuyen al sostenimiento del Estado.
El dilema al que se enfrenta Zapatero y su Gobierno se centra en lograr un reparto que satisfaga las aspiraciones de las diecisiete comunidades autónomas de España, un objetivo que se ve dificultado en un escenario de evolución económica muy desacelerada. De todos modos, lo importante es que no se resquebraje la piña reivindicativa ante Madrid, la división debilitaría mucho la posición, justa y razonable, de Balears.
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