Parece que por fin el conflicto institucional surgido a raíz de
los convenios para construir nuevas carreteras en nuestras Islas
está en vías de solucionarse. Bienvenida sea, pues, la propuesta
del Govern de retirarse de la negociación del nuevo convenio que
consiguió comprometer el líder del PSIB, Francesc Antich, con el
Ministerio de Fomento y que entraba en contradicciones con el
anterior, firmado en su día por las dos administraciones
'populares'.
La solución hallada ahora, que no es otra que otorgar todo el
protagonismo a los Consells Insulars sobre los proyectos y
ejecuciones de obras viarias, consigue varios objetivos nada
desdeñables. Por una parte, evita roces o nuevos encontronazos por
el tema de las carreteras entre la Administración autonómica y la
estatal, que ya habían vivido episodios de este tipo. Por otro, se
produce un verdadero paso adelante en la descentralización iniciada
años atrás en el Govern balear. De esta forma, será cada uno de los
Consells el que decidirá qué carreteras quiere, cómo y dónde, y el
Govern se limitará a ejercer el papel de enlace entre las
instituciones.
Queda así bien encarrilada la negociación de este futuro
convenio de carreteras que dotará a Balears de un buen empujón
económico para modernizar de una vez por todas las vías de
comunicación terrestre, injustamente olvidadas durante décadas por
parte del Gobierno central.
Habrá que exigir a partir de ahora que continúe en pie este
espíritu de colaboración, de acercamiento al ciudadano y de
consenso que han demostrado los políticos implicados. Seguramente,
de seguir así las cosas, los ciudadanos de estas Islas seremos los
primeros beneficiados por las inversiones procedentes de
Madrid.
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