El conflicto abierto entre los hoteleros y el Govern lejos de
solucionarse tiene visos de ir incrementado el nivel de
enfrentamiento hasta unas cotas poco recomendables. Desde que se
gestó el impuesto turístico, los hoteleros aseguraron que la tasa
era injusta porque quedarían libres de pagarla los visitantes que
se alojan en plazas ilegales y que éstas debían combatirse de forma
tajante. Pues bien, el Govern acaba de «descubrir» un buen número
de camas no regladas "más de mil" en distintos hoteles. Así que el
equipo de Antich ha aplicado la normativa vigente y ha impuesto las
sanciones económicas previstas por la ley a los responsables de
estos hechos.
Ahora, en plena celebración de la feria de turismo más
importante del mundo, en Londres, los hoteleros se han puesto en
pie de guerra, han dado un sonoro «plantón» al Govern y han
considerado la multa como una «venganza» por su oposición a
colaborar en el cobro de la ecotasa.
Las cosas, desde luego, están revueltas, y más aún por la
confirmación en Londres de que el turismo va bajando sus
expectativas, aunque en pleno mes de noviembre es pronto para
adelantar cómo irá la temporada estival de 2001. El caso es que los
hoteleros, como el Govern y cualquier ciudadano de estas Islas, que
viven casi en exclusiva del turismo, deberían alegrarse ante la
noticia del afloramiento de plazas ilegales que perjudican a todos,
haya o no haya ecotasa.
La actual situación de abierta hostilidad entre Govern y
hoteleros no favorece los intereses de Balears, antes al contrario,
y la pregunta que se están haciendo muchos ciudadanos es hasta
cuándo se mantendrá este conflicto. Nuestra Comunitat necesita más
financiación para proteger el medio ambiente, pero la duda es si el
instrumento que desea utilizar el Govern es el más adecuado.
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