El Govern volvió a desconcertar ayer a la ciudadanía de Ibiza con las medidas anunciadas para luchar contra la pandemia en la capital de la isla por la incoherencia entre las mismas y el mensaje trasladado. A partir de mañana a las 22 horas, a pesar de que la situación está lejos de estar controlada en la ciudad y de que son necesarios nuevos sacrificios, los vecinos de l'Eixample recuperarán la plena movilidad. A ellos y al conjunto de la ciudad, las autoridades recomendaron ayer quedarse en casa como la mejor herramienta en la lucha contra la curva.
Un argumento contradictorio.
Tanto la consellera de Salud, Patricia Gómez, quien ayer se desplazó con parte de su equipo a Ibiza, como el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, justificaron la libertad de movimientos, a falta de posibles cambios en su publicación en el BOIB, en que, al no contar con el instrumento que supuso la declaración del estado de alarma, no se puede restringir la movilidad. El ejemplo de lo que ha pasado en l'Eixample y Sant Antoni y en algunos barrios de Palma desmonta dicha justificación. Sin estado de alarma no pueden obligarnos a quedarnos en casa, pero sí limitar la movilidad en determinadas zonas, por lo que las razones son otras que no fueron explicadas. Lamentablemente, no es la primera vez que se producen contradicciones de este tipo, lo que genera desconcierto y desconfianza en quienes toman unas decisiones trascendentes en un momento crítico, tanto que el alcalde Rafa Ruiz dijo ayer que «estamos en el peor momento de la ciudad».
Toque de queda a las 22 horas.
Además de levantar las restricciones en l'Eixample y Sant Antoni, el Govern anunció también ampliar la suerte de toque de queda a las 10 de la noche que está en vigor en ambas zonas a toda la ciudad de Ibiza, además de otras restricciones a las reuniones sociales. La estrategia del Govern pasa, pues, por limitar la actividad social y por confiar en que la ciudadanía cumpla con las recomendaciones y se quede en casa, cuando las últimas acciones voluntarias, los cribados a las personas de entre 15 y 40 años, han sido un fracaso de participación y los incumplimientos de la norma son una constante. Hacemos un llamamiento a la ciudadanía para que atienda dichas recomendaciones, a pesar de los errores del Govern.