El discurso de política general repleto de promesas, pronunciado ayer por Francina Armengol, es fruto del consenso entre todas las fuerzas de izquierdas que firmaron el pacte de Govern en 2105. La presidenta ha expuesto una extensa declaración de intenciones de intenso calado social, muy adaptada a los acuerdos firmados hace tres años y a solo ocho meses de las próximas elecciones. Deberá acelerar mucho su ritmo de trabajo si quiere hacer realidad su compromiso de que dentro de pocos meses se acabará con el copago farmacéutico y se alcanzará un nuevo régimen especial para Balears. La gente espera realidades.

Promesas y demoras.
A parte de iniciativas ya sabidas, Armengol sólo presentó ayer dos novedades de entidad: la ya citada inminente eliminación del copago farmacéutico y la construcción de un hospital en Felanitx (Mallorca). El resto, incluido un ambicioso plan de vivienda social y otro para favorecer el retorno de los jóvenes que tuvieron que marcharse a causa de la crisis, ya estaban anunciados. De hecho, la presidenta vino a reconocer que la crisis ha frenado muchas iniciativas, a la par que se vanagloriaba del importante incremento del producto interior bruto balear en el último trienio, presentándolo como la panacea de las futuras inversiones.

Hechos por encima de proyectos.
Fue larga y pormenorizada la exhibición de buenas intenciones lanzada ayer por Armengol. La incógnita es si estos compromisos calarán en la ciudadanía cuando falta tan poco para acudir las urnas. Hoy es el turno de la oposición, comenzando por el líder del PP, Biel Company. Los ciudadanos esperan hechos. Y pronto. Es cierto que Armengol ha creado esta legislatura un buen número de plazas de funcionarios, pero la sociedad está esperando inversiones para todos. Y aún no se ha rescatado el aparcamiento del hospital de Can Misses por más que se anuncia que se hará en enero. Hay voluntad, pero faltan realidades.