Los Presupuestos Generales del Estado fueron presentados por el Gobierno para lo que queda de este ejercicio. El retraso de su tramitación se explica por la minoría parlamentaria en la que se encuentra el Ejecutivo. En todo caso, han confirmado –un año más– que la realidad de Balears es ignorada por el Ministerio de Hacienda y Función Pública. Las previsiones de inversión estatal quedan en 148 millones, que supone un descenso del 7 por ciento respecto al 2016; una caída inferior a la media del resto de las comunidades por la sencilla razón de que poco más se puede recortar en las ya mermadas cuentas de las Islas.

Incumplir la palabra. Los recortes que impone el Ministerio de Cristóbal Montoro generan un importante descuadre en los ingresos del Govern, que tendrá que asumir el incumplimiento del protocolo de intenciones en materia de financiación de la red viaria por parte de Madrid. Es un detalle más que se suma a la interminable lista de agravios generados por un sistema de financiación autonómica injusto, cuya reforma es inaplazable. Resultan inexplicables para los ciudadanos de Balears las generosas inversiones del Estado en grandes infraestructuras públicas –autopistas, red del AVE o embalses, por citar algunos ejemplos– en otras regiones, mientras se incumplen los compromisos firmados con el Govern.

Indignación justificada. El reparto del Estado para lo que resta del 2017, que cabe esperar que se modifique en la tramitación parlamentaria en lo que respecta a las partidas con destino a las Islas, provoca una más que justificada indignación en Balears. Nada se sabe del paseo de ses Figueretes, tan necesario para potenciar una de las zonas más catigadas de Vila, y tampoco hay noticias sobre el Parador de Dalt Vila. Los diputados ibicencos deberían tenerlo en cuenta y defender los intereses de la isla a través de enmiendas. Sin excusas ni partidismos.