Eivissa17/12/15 0:00
La agresión de que fue objeto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por parte de un joven de 17 años durante un paseo electoral por la ciudad de Pontevedra es deleznable. El acto, del que todavía se desconocen los motivos, merece la condena unánime. La violencia no puede tener cabida en la escena política de nuestro país, aunque en este caso, cuando apenas faltan setenta y dos horas para el final de la campaña, adquiere una significación especial. El puñetazo de anoche no es, por desgracia, una desgraciada anécdota; supone la expresión del grado de tensión con la que se vive en la calle la confrontación electoral del 20-D.
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