El otoño es una época del año en la que muchos frutos se recolectan después de que el calor del verano las haya hecho madurar. Además, sobre estas fechas empiezan a dar la cara todas las verduras de la familia de las crucíferas, ya sean coles, coliflores o brócolis. Por esto, en esta época los puestos de frutas y verduras de Es Mercat Nou lucen repletos. Nos dirigimos al puesto de Frutas Catalina, donde Juan José Torres elige lo mejor de los productos locales para sus clientes.
Nos fijamos primero en un saco de piñones, recién cogidos, de los magníficos ejemplares de pinos piñoneros, pinus pinea, con los que contamos en Ibiza. El precio, como es habitual, es alto pero sin duda su sabor delicado y sus cualidades nutricionales y medicinales lo hacen uno de los frutos secos más apreciados. Son muy ricos en ácidos grasos esenciales, vitaminas, en especial la E, que refuerza el sistema inmunológico y ayuda a nuestro organismo a aumentar las defensas naturalmente, proteger el corazón y aumentar la fertilidad. También aporta minerales, en especial potasio, magnesio, zinc y hierro.
Justo detrás de los piñones emergen las ricas granadas, punica granatum, ya maduras en la mayoría de los árboles de la isla. Con su color rosado o anaranjado, es una fruta pro- pia del otoño con gran poder antioxidante y estimulante del deseo sexual, según los expertos, por lo que se la conoce como el viagra natural. Es una muy rica en minerales, destacando el potasio, aunque también aporta fósforo, manganeso, calcio, hierro y magnesio. Entre las vitaminas, contiene principalmente C, B1 y B2, aunque en pequeñas cantidades. Se puede consumir fresca, acompañada de yogurt o en ensaladas.
Y para regocijo nuestro ya han empezado a madurar las clementinas, citrus clementina, aunque su punto álgido se dará con el comienzo del invierno. Este fruto es un híbrido entre la naranja y la mandarina, de finales del siglo XIX. El resultado fue una fruta del tamaño de la mandarina pero sin pepitas, con un sabor más dulce y con la piel más separada de la carne. Estas características ayudaron a que se extendiera y se hiciese popular. Tienen un alto contenido en fibra, son antioxidantes, ricas en vitamina C, B, ácido cítrico y caroteno. Son ideales para prevenir los resfriados por su efecto antibacteriano, broncodilatador, antihistamínico y antiinflamatorio. Además, disminuyen la presión arterial, se utilizan en el tratamiento de úlceras, son diuréticas, ayudan a fortalecer los huesos, los cartílagos y las encías y son buenas para el metabolismo del colesterol.
Echamos a nuestro senalló piñones, granadas y clementinas y nos fijamos ahora en las verduras. Juanjo, de Frutas Catalina, nos señala los estupendos ejemplares de col (brasica oleracea), «recién cogidos de la huerta», que tiene propiedades muy importantes para una buena salud. Contiene los antioxidantes más poderosos encontrados en las crucíferas, que es la familia a la que pertenecen. Además, contienen fitonutrientes que estimulan las enzimas desintoxicantes. Estos compuestos protegen contra varios tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de próstata, colon y mama. También ayudan a reducir los niveles de «colesterol malo» en la sangre. Es rica en vitamina K, muy importante para el metabolismo óseo y que previene el alzheimer. Además, tiene más vitamina C que las naranjas, es una excelente fuente de fibra, vitamina B6, B1, B6, B5, ácido fólico y manganeso. Proporciona hierro, magnesio, fósforo, calcio, y potasio. En resumen, la col tiene un mayor valor medicinal que cualquier otro alimento natural. Ayuda a curar las úlceras estomacales y podría ayudar a prevenir el cáncer. Por supuesto vamos a llevar una, y como son tan grandes, haremos la mitad al estilo ibicenco, guisada en unos ossos amb col («un reconstituyente»), y la otra mitad la repartiremos para hacer jugos,«muy bueno y beneficioso para la salud en la mañana», y para una ensalada al más puro estilo americano (coleslaw). Una vez más podemos comprobar que con la materia prima local y de temporada nos alimentarnos y cuidamos muy bien de nuestra salud sin recurrir a productos foráneos caros y costosos para el medio ambiente. Y es que la farmacia está en la huerta.
Bon profit!
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