Santiago G.S., de 34 años y condenado por violencia doméstica contra sus padres, consiguió fugarse el pasado 18 de diciembre en su tercer intento en solo seis meses, el anterior justo el día antes.
Con orden de alejamiento en vigor sobre su familia y antecedentes por atentado a la autoridad, Santiago G.S. siempre ha estado interno en módulos considerados de "baja seguridad" y está considerado como preso psiquiátrico, lo que implica que está en segundo grado y participa en el Programa de Atención Integral al Enfermo Mental (Paiem), un plan de actividades voluntario.
"No se entiende que no le hayan retirado del programa de actividades, trasladado a cárceles de mayor nivel de seguridad, ni retrocedido a primer grado, ni siquiera enviado a un módulo con mayor vigilancia. En IIPP predomina ahora el 'buenismo'. Muchos permisos, tendencia a conceder el tercer grado, facilidad para los permisos de unos días, muchas actividades...", denuncian a Diario de Valladolid fuentes de los sindicatos penitenciarios.
Para su fuga, Santiago G.S. escaló un muro de hormigón de más de casi seis metros de altura, abrió un agujero en la concertina, provocándose numerosos arañazos en la piel, y, saltó al aparcamiento desde lo alto del muro, tras lo cual sorteó una valla metálica de torsión, de menos de tres metros de altura, todo lo cual le supuso la rotura de la muñeca y el tobillo. En la prisión se detectó su ausencia a la hora de la cena. Tras ser detenido por la Guardia Civil a diez kilómetros de la cárcel se le trasladó a un hospital donde fue operado.
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