La Guardia Civil rechaza la coartada de Ana Julia, a quien acusa de detención ilegal y asesinato por asfixia. | Europa Press

Los investigadores de la Guardia Civil al frente de la búsqueda del niño de ocho años Gabriel Cruz han rechazado en base a las pruebas recabadas el relato de los hechos de la presunta asesina, Ana Julia Quezada, quien sostiene que mató al pequeño tras una discusión previa. «Los padres educaron en todo momento al niño en el amor y el respeto, en ningún momento Gabriel pudo hacer esos insultos», han defendido al tiempo que apuntaban a una «detención ilegal y asesinato».

El teniente coronel de la Guardia Civil José Hernández Mosquera y el comandante de la Unidad Central Operativa (UCO) Jesús Reina han explicado en una rueda de prensa desde Almería que Ana Julia Quezada, por entonces pareja del padre, asfixió al niño de ocho años en la finca familiar de Rodalquilar el mismo día de su desaparición, y luego ocultó el cuerpo en un «agujero» sobre el que arrojó tierra, piedras de jardinería y unos tablones.

De acuerdo al perfil elaborado por la Unidad de Análisis de la Conducta, Ana Julia Quezada es «una persona con frialdad máxima, con falta de preocupación sobre otras personas, posesiva, egocéntrica y que, en ciertas circunstancias que le son negativas, puede provocarle una ansiedad muy grande». «Es bastante manipuladora», han apostillado.

«Estamos convencidos de que tenemos la carga de prueba para demostrar los hechos», han defendido los investigadores, que acusan a Ana Julia Quezada de «detención ilegal y asesinato». La mujer de 43 años de origen dominicano fue detenida en Puebla de Vícar, el municipio donde vivía con el padre del niño, cuando transportaba en el maletero de su coche el cadáver, «sin saber a dónde iba» y qué haría para deshacerse del cuerpo.

Previamente había recuperado el cadáver de Gabriel de la zanja que improvisó en una finca, la de Rodalquilar, que no fue inspeccionada a fondo por la Guardia Civil porque en los doce días de búsqueda los familiares, incluida Ana Julia, habían estado en reiteradas ocasiones allí sin encontrar nadie nada sospechoso.

ESPERABAN ENCONTRAR A GABRIEL CON VIDA

Además, la investigación, centrada en el entorno familiar, estuvo «condicionada» por el hecho de que tenían la esperanza de que el niño estuviera vivo y descartaban que, si era así, permaneciera oculto en este cortijo familiar.

El hecho de que Ana Julia dijera que había encontrado la camiseta de Gabriel alentó esta hipótesis aunque, en paralelo, reforzó la sospechosa de su implicación en la desaparición. Entonces ya conocían su pasado en Burgos, por ejemplo, donde falleció su hija en extrañas circunstancias.

Sin entrar en detalles para no causar más dolor a los padres y por respeto al secreto de las actuaciones --no han mencionado nada del hacha que se sitúa supuestamente en la escena del crimen--, los investigadores han señalado que el cuerpo del menor permaneció semidesnudo, en todo momento enterrado junto a la vivienda en Rodalquilar, a unos cinco kilómetros de Hortichuelas de Níjar, el pueblo del que desapareció el 27 de febrero cuando el pequeño iba a casa de sus primos.

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Los investigadores aseguran que tienen acreditado que Ana Julia Quezada actuó sola de acuerdo a su «patrón ilógico» y «con cierta ambición económica». Barajaron el móvil económico porque la detenida mostró además interés para que la familia subiera la recompensa económica para quien aportara pruebas sobre Gabriel.

Ana Julia se llevó la ropa que llevaba el niño y el sábado 3 de marzo, el mismo día que se envió a prisión al hombre que acosaba a Patricia, la madre del niño, la presunta asesina colocó la camiseta en «un barranco de difícil acceso» de una zona cerca de las Negras. El resto de prendas, ya recuperadas, las tiró en unos contenedores de Retamar. EL MÓVIL:

«SÓLO EN LA MENTE DE LA DETENIDA»

En cuanto al móvil del crimen, de acuerdo a lo anterior, el comandante de la UCO ha indicado que «la razón sólo está en la mente de la persona que lo realiza». «Hay un hecho muy evidente, para Ángel Gabriel era lo más importante», ha apostillado, subrayando que pasaban juntos todo el tiempo libre que podían. Del menor han añadido: «Gabriel era un niño bueno, que si le dices móntate en el coche se habría ido con ella; no sabemos exactamente todo lo que ha ocurrido, pero sabemos que se lo llevó».

En este sentido, han subrayado que con el episodio de la camiseta de Gabriel que Ana Julia aseguró que había encontrado pudo por un lado «dar esperanzas para continuar la búsqueda», aunque hacia el norte de Hortichuelas, en dirección opuesta a la finca de Rodalquilar. Además, «de forma indirecta» pretendió «orientar las pesquisas» hacia las Negras, donde vive una expareja de la presunta asesina, como había hecho en otras ocasiones con sus comentarios.

Creen que Ana Julia, con sus numerosas «incongruencias» --entre ellas la supuesta pérdida de su móvil al reclamarlo la Guardia Civil--, quiso apartar a los investigadores del rastro del niño; ellos, a su vez, querían que tuviera la sensación de que no estaba vigilada --"dejarla suelta"--, por si el menor estaba vivo: «No sabíamos si nos llevaría al habitáculo donde estaba Gabriel».

Los mandos policiales han criticado alguna cobertura puntual de la prensa porque hicieron peligrar operativos de seguimiento de Ana Julia, aunque en general han agradecido la profesionalidad de todos, incluidos las 5.000 personas implicadas en «la mayor búsqueda coordinada de un desaparecido».

Los responsables del «mejor equipo que se pudo conformar» por parte de la Guardia Civil han tenido palabras de agradecimientos, igualmente, para el juez Rafael Soriano y el fiscal y, sobre todo, para los padres de Gabriel. Para ellos, está concluida la 'operación Nemo', «en claro homenaje» al movimiento iniciado por Patricia para buscar a su «pescaíto».

«Todos hubiéramos querido encontrar a Gabriel con vida, pero finalmente hemos conseguido el objetivo», ha terciado el teniente coronel Hernández Mosquera, visiblemente emocionado por momentos, al igual que el comandante Reina, en referencia al hallazgo del cadáver y la detención de Ana Julia Quezada, la presunta asesina de Gabriel Cruz Ramírez, un niño de ocho años.