El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparecerá el próximo 27 de noviembre en el pleno del Congreso de los Diputados para defender medidas contra la corrupción, como son los dos proyectos de ley que aprobó el Ejecutivo a principios de año en esta materia.

Se trata de la Ley de Control Financiero y Económico de los partidos, y el nuevo Régimen de Altos Cargos, que obligará a estos últimos a «explicar su patrimonio antes y después de su paso por la política», y que obligará a «todos» los responsables públicos a «rendir cuentas mucho más exigentes ante los órganos fiscalizadores y ante el Parlamento».

La primera ley establecerá que «ningún partido político podrá recibir donaciones de empresas, y que las de particulares no podrán superar una cantidad al año», y que «los bancos no podrán perdonar la deuda de los partidos, como hicieron con otros», ha apuntado Rajoy.

En su intervención, Rajoy ha adelantado que en estas normativas se incorporarán «nuevos elementos que no estaban previstos inicialmente», entre los que ha citado el control parlamentario del indulto o la mejora de la iniciativa legislativa popular.

Así ha anunciado Mariano Rajoy durante su intervención en la clausura de las Jornadas sobre Estabilidad y Buen Gobierno que el PP ha celebrado este viernes y sábado en Cáceres.

«No vamos a pararnos ahí, en este mismo año 2014, el Gobierno aprobará el proyecto de ley de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal» que, entre otras medidas, incluirá las reformas necesarias para «agilizar los procedimientos penales que se tramiten».

Y es que, según ha señalado Rajoy, los ciudadanos «no pueden esperar a cuatro, cinco o seis años para que se castigue a los culpables», al igual que aquellos que son inocentes «tampoco pueden esperar tanto tiempo a que se haga justicia y se reconozca su inocencia».

«Ahora nos toca avanzar en ese empeño, tenemos que profundizar en las reformas tenemos que poner más diques y cortapisas a quienes no vienen a servir», ha destacado el presidente del Gobierno, quien ha apuntado como objetivo «reconstruir la confianza de los ciudadanos».

Agilizar procedimientos

Ha anunciado que se implantarán «mecanismos que permitan recuperar las cantidades defraudadas en los casos de corrupción», así como «la posibilidad de suspender automáticamente a todo cargo público hasta que se le haga juicio oral», ha destacado el presidente del Gobierno.

Unas medidas legislativas que irán acompañadas de un «mayor esfuerzo» de los medios y recursos para la lucha contra la corrupción, entre los que ha citado la convocatoria de nuevas plazas de fiscales, «que está en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año que viene», o el «refuerzo» de las plantillas de los inspectores de la Agencia Tributaria.

En ese sentido, el Gobierno ha destacado que no debe «improvisar nada», ya que «siempre» ha estado en su ánimo «reformar todo lo reformable para mejorar la calidad de la democracia», ha dicho.

Así, Rajoy se ha mostrado seguro de que «algunos no van a apoyar nada de lo que podamos proponer», y ha lamentado que ya «algunos han juzgado y condenado» al PP, e incluso «al conjunto de las instituciones españolas».

Ante esta situación, el presidente del Gobierno ha reivindicado «a las instituciones españolas, al sistema político y al PP», mientras que «otros van a decir que esas reformas son irrelevantes, a pesar de que no tienen precedentes» en España, «al igual que las económicas».

«Ya sabemos lo que hay, a esas alturas nos conocemos todos, no somos tantos en España», ha lamentado Rajoy, quien ha advertido que «nada nos va a desanimar», y de hecho va «a tomar la iniciativa» y «defender estas reformas» que a su juicio «son las piden la sociedad española».

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Ha reiterado que va «a aprobarlas y ponerlas en marcha cuanto antes», algo que le «encantaría», hacerlo «con el concurso de otros grupos políticos» y con su aportación. «Creo que con algunos podemos acordar, pero si no es posible, será con nuestros votos, porque para eso los tenemos y nos los han dado los españoles», ha apuntado.

PREOCUPADO POR LA «ACUMULACION DE CASOS»

Mariano Rajoy ha reconocido que le «preocupa, y mucho», la «acumulación de casos relacionados con la corrupción, y la alarma que ha generado en la sociedad», ha señalado el presidente, quien ha destacado que es «un delito», y pero «lo peor, es que mina la confianza entre los ciudadanos, y quienes les representamos», y «deteriora el crédito de las instituciones».

Ha añadido que la corrupción «extiende una mancha de sospecha generalizada e injusta sobre todos los que nos dedicamos a la vida pública», lo cual «acaba por socavar la base misma de un sistema democrático», ha dicho.

«Yo no voy a entrar en si son muchos casos o pocos, ni en qué partido tiene más, ni siquiera voy a insistir en lo evidente, que es no hay impunidad», ha aseverado Rajoy, quien ha asegurado que «cada día» se ve que «las instituciones funcionan, que detectan a los que hacen lo que no deben y los ponen a disposición de la justicia».

Pero «a pesar de todo eso, la gente sigue estando preocupada y quiere respuestas», ha reconocido Mariano Rajoy, quien ha señalado que este es un «objetivo para legislatura», una «meta» que les «compromete a todos», como es «devolver a los españoles la confianza política, la confianza en sus instituciones y la certeza de que quienes les gobiernan merecen crédito».

Abrir una nueva etapa

Ante esta situación, Rajoy ha instado a «poner fin» entre todos a «esta desmoralización y a este pesimismo que algunos quieren fomentar», y ha abogado por «abrir una nueva etapa» en la que «los casos de corrupción sean anécdotas en la vida del país», un objetivo que se ha marcado «para lo que queda de legislatura».

«Del mismo modo que estamos arreglando la economía, con serenidad, con buenas políticas, con dedicación y con esfuerzo, vamos a arreglar también la vida política», ha aseverado el presidente del Gobierno, quien ha destacado la necesidad de hacer «más reformas».

Para ello, «lo primero que tenemos que hacer es reconocer que hemos cometido errores, que pudimos hacer las cosas mejor», ha reconocido Rajoy, quien ha recordado que él lo dijo en el Congreso y en el Senado, mientras «otros, no».

«Sin duda hemos cometido errores, y sin duda tenemos que mejorar las cosas», ha reconocido Rajoy, quien en cualquier caso ha aseverado que «España no es un país corrupto, ni sus empresas, ni sus trabajadores, ni sus políticos, no lo es».

De hecho, ha defendido que la política «es una actividad dignísima de personas que se preocupan por el bien común, cada uno con sus propuestas y sus posiciones ideológicas», pero «todos con el objetivo común de mejorar».

«Que me critiquen, ya lo hacen habitualmente, pero yo defiendo la política, y reivindico la política como actividad noble que es», ha aseverado Rajoy, quien ha explicado que esta actividad significa «dedicación, exigencia y vocación de servicio».

Por todo ello, para «traer a la política a los mejores» y «alejar a los que tuvieran la tentación de buscar otros objetivos que no sean el servicio público», Rajoy ha abogado por «estar siempre atentos y dispuestos a mejorar las cosas».

Así, Rajoy ha negado que se tomen «medidas improvisadas» en la lucha contra la corrupción, ya que el Gobierno ha hecho «reformas desde el primer minuto de la legislatura», con la puesta en marcha de una serie de medidas, entre las que ha citado la supresión de las cesantías de altos cargos, o la limitación de los sueldos e indemnizaciones de las empresas públicas, y cuyos efectos se irán «comprobando poco a poco».