El uso de las tarjetas opacas en Caja Madrid ha sido uno de los asuntos presente en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP presidido por Mariano Rajoy, quien en su intervención ha lamentado la «ceremonia de la confusión» que está auspiciando en Cataluña el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
Además, ha defendido la gestión del Gobierno en la crisis del ébola y ha mostrado su satisfacción por la positiva evolución del estado de salud de la auxiliar de enfermería Teresa Romero.
En el caso de las tarjetas opacas, el presidente del Gobierno ha vuelto a recordar que han sido los gestores de las entidades nacionalizadas nombrados por el Ejecutivo los que han detectado las irregularidades y ha abogado por que los expedientes a Rato y otros doce militantes se resuelvan de la manera más justa posible.
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha informado en conferencia de prensa de que el partido prevé seguir actuando en este caso de acuerdo con su legalidad interna y sin distinciones.
Es decir, que antes de que el Comité de Derechos y Garantías del partido tome una decisión, se oirán los argumentos de las personas que pueden ser expulsadas y sin descartar que pueda haber previamente una suspensión cautelar de militancia.
Cospedal, que ha asegurado que no se ha puesto en contacto con Rato, ha recalcado la necesidad de garantizar los derechos de todos los militantes.
«Llegaremos hasta donde sea menester y lo haremos en el plazo más breve posible, pero de acuerdo con el procedimiento legalmente establecido», ha insistido.
La «número dos» del PP ha asegurado que la contundencia no está reñida con el cumplimiento de la legalidad y ha reconocido que es evidente que este caso afecta a la credibilidad de las instituciones.
Un daño que admiten otros dirigentes populares, que son conscientes de que la sociedad espera una respuesta contundente y rápida del PP para con Rato y los demás afiliados implicados, aunque insisten en que el partido tiene sus tiempos y su procedimiento.
Así lo han señalado cargos del partido como el presidente del Congreso, Jesús Posada, o la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, que han defendido la forma de actuar conforme a sus normas.
Sólo ha ido más allá el presidente valenciano, Alberto Fabra. Cuando los periodistas le han preguntado si pensaba que Rato debía ser expulsado ha dicho que sí, y ha defendido hacerlo porque «no caben estas conductas ante los ciudadanos». «Hay que ser muy contundente», ha señalado.
En el caso del ébola, Rajoy ha dicho que no se arrepiente «en ningún caso» de haber decidido la repatriación de los dos misioneros españoles infectados por esa enfermedad, porque era su «obligación moral y ética», y ha dejado claro que volvería a hacer lo mismo.
También ha dado las gracias de forma «muy sentida», según ha explicado Cospedal, a los profesionales de la sanidad que han estado trabajando con los enfermos de ébola y con las personas sometidas a controles.
El jefe del Ejecutivo ha recordado que el caso de Teresa Romero fue el primer contagio en Europa, por lo que los profesionales sanitarios han tenido que ir «poco a poco» aprendiendo cómo tratar la enfermedad y adquiriendo experiencia, y otros países han «tomado nota».
El presidente no ha hablado de forma explícita de su ministra de Sanidad, Ana Mato, ni de la gestión de este departamento, según fuentes populares.
Mientras, el presidente madrileño, Ignacio González, ha agradecido al Ejecutivo su colaboración con la Comunidad.
En la rueda de prensa, María Dolores de Cospedal ha subrayado que, «con independencia de cómo se llevara la comunicación o se dejara de llevar» en este asunto, es «una realidad» que el Gobierno «se puso a trabajar desde el primer momento, ante la crisis del ébola y gracias a ello «las cosas se han encauzado tan rápidamente y tan bien».
En la reunión, Rajoy ha denunciado los «despropósitos» y la «ceremonia de la confusión» de Artur Mas, a quien le ha reclamado «cordura» y que se ponga «a gobernar».
Además ha advertido de lo negativo que sería un nuevo adelanto electoral, y ha señalado que los catalanes no se merecen el «martilleo» de sucesivos comicios.
Según ha subrayado Cospedal, lo que Rajoy ha querido transmitir es que todas las actuaciones que estudia hacer Mas «no conducen a nada» y «en nada benefician a la sociedad» catalana, a su bienestar o al crecimiento y la prosperidad de Cataluña.
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