Una vez celebrado en el Congreso el acto de proclamación, el Rey Felipe VI y la Reina Letizia, acompañados por sus hijas, han recorrido las calles de Madrid en un coche descubierto.
La Familia Real ha hecho el trayecto en dos vehículos, el primero de ellos un Rolls Royce descapotable, perteneciente a Patrimonio Nacional, y que va ocupado por los reyes, y un segundo en el que van sus hijas.
El Rolls Royce es un Phantom IV, una joya de la historia del automóvil, uno de los tres encargados por Francisco Franco en 1948 para la Jefatura del Estado, que fueron entregados el 28 de marzo de 1952.
Se trata de uno de los únicos 19 Phantom IV existentes en el mundo, todos ellos con el «Espíritu del Éxtasis» -la estatuilla sobre el radiador- en posición genuflexa en lugar de inclinada hacia delante como en el resto de los coches de serie, en señal de respecto a quienes iban destinados: reyes y jefes de Estado.
Las personas congregadas a las puertas del Congreso han proferido gritos de «Felipe, Felipe» mientras los nuevos reyes - el rey saludando de pie dentro del vehículo- emprendían el recorrido hacia el Palacio Real, donde miles de ciudadanos se encuentran desde primera hora de la mañana.
Casi 7.000 agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado se han desplegado en Madrid para que todo discurra en completa normalidad.
Madrid y sus alrededores están blindados desde el aire, en las azoteas, en el subsuelo y a pie de calle, lugares en los que agentes de ambos cuerpos controlan la seguridad, tanto en los alrededores del Congreso y el Palacio Real, sedes de los actos principales, como durante el recorrido de la comitiva real.
Desde las diez de la mañana, miles de personas se congregan en la plaza de Oriente para esperar el saludo de los reyes desde el balcón central del Palacio Real.
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