Mientras asistía a la comunión de un familiar en Terrassa, localidad de la que ha sido alcalde durante muchos años, Navarro fue agredido por una mujer de unos 50 años que le propinó un puñetazo en la cara al grito de «grandísimo hijo de puta».
Miradas
«Los motivos son muy claros, estoy absolutamente convencido de que esto es el resultado del clima de crispación que se vive, que está alejado del clima festivo y participativo que algunos quieren defender. Y otros notamos, no solo por agresiones, sino por miradas e insultos, que alguna cosa está empeorando», explicó.
Navarro afirmó que «en absoluto era una indigente ni estaba desequilibrada mentalmente», sino que «era una persona que vivía una opción con cierto fanatismo, una persona de clase media, mediana edad».
El primer secretario socialista avisó de que escenas como la de la semana pasada, cuando el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, evitaron coincidir en un acto en Barcelona, «alimenta» esta crispación.
«¿Usted cree que los presidentes se encuentran en un mismo acto y son incapaces de saludarse? Lo que debemos hacer es alimentar el diálogo, que los responsables políticos rebajen el clima de tensión», sentenció.
Por su parte, el secretario de organización de CDC, Josep Rull, expresó ayer la condena «total y rotunda» de su partido a la agresión sufrida por el líder del PSC, Pere Navarro, pero rechazó que se haga de «un hecho puntual» una «categoría de una situación de tensión respirable en el país».
También el secretario general de UDC, Josep Maria Pelegrí, expresó su «condena más enérgica», aunque pidió «no hacer interpretaciones» arriesgadas que «vayan más allá».
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