En una nota, Moody's apunta como causa principal de la rebaja la debilidad de las perspectivas de crecimiento económico, dado que la recuperación de los sectores de la construcción e inmobiliario tardará aún varios años.
También señala el considerable deterioro de la fortaleza financiera de España, como puede verse en el deterioro fiscal, muy pronunciado respecto a otras economías cuyo «rating» o calificación es de AAA, el máximo que otorga la agencia.
Además, Moody's recuerda el abultado déficit y el gran endeudamiento de España, lo que unido a los elevados intereses que ha ofrecido por su deuda supone que el Gobierno español se muestra ahora «muy vulnerable» a futuros episodios de volatilidad en los mercados.
Según la analista sénior para España de Moody's, Kathrin Muehlbronner, se estima un crecimiento del PIB español de sólo el 1% anual, inferior al de otras economías del entorno, que crecerán también con lentitud pero en mayor medida, hasta el 2% el Reino Unido, entre el 1,5% y el 2% Alemania y un 1,5% Francia.
Según Moody's, la baja productividad española y su falta de competitividad constituyen los principales retos a los que deberá hacer frente el país, aunque valora la reforma laboral aprobada por el Gobierno y asegura que es un paso en la dirección correcta.
No obstante, estima que los costes laborales aún son muy altos y la flexibilidad del mercado de trabajo es mayor que la de otros países que conservan la máxima calificación, lo mismo que ocurre con la deuda externa y el déficit.
Entre otros factores que dificultarán la recuperación económica la agencia cita la «elasticidad» de las importaciones españolas y el ajuste del sector inmobiliario, donde quedan aún muchas viviendas sin vender y donde aún no se ha producido un verdadero ajuste de precios.
Los resultados de los test de estrés efectuados a los bancos en julio, prosigue el informe, indican que el Gobierno ha actuado de manera correcta en el proceso de reestructuración del sector bancario, de modo que las entidades financieras podrán hacer frente a sus necesidades de capital sin tener que acudir a las ayudas públicas.
Por lo que respecta al deterioro fiscal, Moody's recuerda que el Gobierno pretende reducir el déficit, en un entorno de «moderado» crecimiento económico, hasta un 6% el año próximo, y aunque espera que alcance los objetivos fiscales fijados una posterior reducción del déficit exigirá una nueva reforma del gasto público.
De hecho, según Muehlbronner, la determinación del Gobierno de reducir el déficit fiscal ha permitido a Moody's rebajar la calificación de España sólo un grado y mantener la perspectiva estable.
El informe también valora el control del gasto que el Estado ha impuesto a las comunidades autónomas, aunque cree que este recorte se hará más lentamente de lo previsto.
En cuanto a la crisis de deuda, Moody's indica que los elevados vencimientos a los que tendrá que hacer frente España la ponen en una situación vulnerable frente a futuras crisis financieras.
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