La explosión se produjo sobre las 18.00 hora local (13.00 GMT) cerca de la sede de la Asamblea Legislativa de la provincia del Punyab, de la que es capital Lahore, cuando tenía lugar una protesta contra la reforma de la Ley de Fármacos, dijo una fuente de la Policía local que pidió el anonimato.
«Se ha sabido por las cámaras de seguridad que el atacante suicida iba a pie y que su objetivo era la policía. Los guardias de seguridad el inspector general adjunto de Tráfico trataron de pararle, pero se inmoló», explicó un portavoz del Departamento de Seguridad de la Policía de Lahora, Zulfiqar Ali.
Además del atacante, siete policías, entre ellos el alto mando de la Policía de Tráfico, y seis civiles perecieron en la acción, detalló Ali.
Según la fuente, la semana pasada la Autoridad Nacional Antiterrorista había advertido de posibles ataques en la ciudad y había pedido elevar la seguridad en edificios gubernamentales, hospitales y colegios.
El portavoz de los servicios de rescate de Lahore, Jam Sajjad Hussain, dio por terminadas las operaciones de rescate en la zona, en las que participaron cerca de un centenar de efectivos y una treintena de vehículos de emergencias.
El grupo talibán Jamaat-ul-Ahrar (JuA), escisión del principal grupo insurgente de Pakistán, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), reivindicó la autoría del ataque en un comunicado y amenazó con más ataques contra los «departamentos de infieles».
Entre las víctimas mortales se encuentran al menos dos altos mandos policiales, incluido el jefe de Operaciones de la Policía de Lahore, según un comunicado del primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif.
En la nota, el dirigente condenó la acción, que calificó de «acto cobarde» y pidió a las autoridades regionales que ofrezcan ayuda a los heridos por la explosión.
«No pararemos hasta que podamos llamarnos a nosotros mismos un pueblo libre y seguro», prometió el mandatario.
Pakistán lanzó en junio de 2014 una operación militar en las zonas tribales que ha conllevado una reducción significativa de las acciones insurgentes, en un operativo que ha causado la muerte de 3.500 supuestos terroristas, según datos del Ejército.
A pesar de la mejora en la seguridad, continúan produciéndose ataques de envergadura, como la matanza de 72 abogados en un hospital de Quetta (oeste del país) en agosto pasado y la muerte de 62 cadetes en una academia policial de esa misma ciudad en octubre.
A pesar de ser una de las zonas más seguras del país, Lahore ya fue escenario de uno de esos ataques en marzo de 2016, cuando 72 personas murieron y 359 resultaron heridas en un acto suicida también de JuA.
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