Las relaciones entre los viejos antagonistas durante la Guerra Fría han entrado en una renovada crisis después de que Turquía derribase un avión cerca de la frontera siria.
En un discurso en el noreste de Turquía retransmitido en directo por televisión, Erdogan ha insistido en que el derribo del avión no fue intencionado sino resultado de la aplicación de las reglas de compromiso.
«Recomendamos sinceramente a Rusia que no juegue con fuego», ha afirmado el presidente turco, que ha recriminado al Gobierno ruso sus respuestas «emocionales» e «impropias».
«Le damos mucha importancia a nuestras relaciones con Rusia. No queremos que las relaciones sufran de ninguna manera», ha añadido.
Asimismo, ha dicho que puede que se reúna con su homólogo ruso, Vladímir Putin, durante la cumbre del clima de París el lunes -algo que el Kremlin descarta 'a priori' si no hay una disculpa previa- y ha calificado de «calumnia» las acusaciones de Moscú de que Turquía está comprando petróleo a Estado Islámico.
En este sentido, ha afirmado que Estados Unidos tiene pruebas documentadas de que empresas rusas y Estado Islámico están vendiendo petróleo al régimen de Bashar al Assad, al que apoya Moscú.
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