«Este suceso se sale de los marcos de la lucha contra el terrorismo. Pero la pérdida de hoy está vinculada con un golpe que nos han dado a traición cómplices del terrorismo», afirmó Putin al reunirse con el rey Abdalá II de Jordania en Sochi (mar Negro).
Putin destacó que el Su-24 «estaba en el aire cuando fue atacado a una altitud de 6.000 metros y a una distancia de un kilómetro de la frontera con Turquía», según recoge la prensa rusa.
«Nuestro avión fue derribado en territorio sirio por un cohete aire-aire disparado por un caza turco F-16», subrayó y precisó que «cayó a cuatro kilómetros de la frontera con Turquía».
Resaltó que los aviones rusos sobrevolaban hoy una zona montañosa del norte de la provincia de Latakia, «donde se concentran guerrilleros procedentes sobre todo de Rusia».
El líder ruso advirtió de que «este trágico acontecimiento tendrá graves consecuencias para las relaciones ruso-turcas» y criticó a Ankara porque, en vez de entablar contacto con Moscú, «la parte turca se dirigió a sus socios de la OTAN para abordar este incidente».
«Como si nosotros hubiéramos derribado un avión turco y no ellos uno nuestro», dijo Putin y se preguntó: «¿Quieren poner a la OTAN al servicio del Estado Islámico?».
El jefe del Kremlin aseguró: «Nunca permitiremos que se cometan crímenes como el de hoy».
Recordó que Turquía forma parte de la coalición antiterrorista encabezada por EEUU, país con el que Rusia ha suscrito un acuerdo «sobre la prevención de incidentes aéreos».
Putin subrayó que «hace tiempo» que ha «constatado el hecho de que hacia Turquía se dirige una gran cantidad de petróleo y derivados del crudo de los territorios ocupados en Siria».
Turquía, cuyo agregado militar en Moscú fue citado hoy por la Cancillería rusa, mantiene que el siniestrado avión ruso se encontraba en su espacio aéreo y sólo decidió derribarlo tras más de una decena de advertencias que sus pilotos ignoraron.
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