La Habana, sede permanente de un proceso de paz que comenzó hace tres años, fue escenario de un histórico apretón de manos entre Santos y Rodrigo Londoño, alias"Timochenko», que rubricó el crucial paso hacia la paz dado en un acto al más alto nivel, con el presidente Raúl Castro como anfitrión y arropados por las delegaciones negociadoras y los países garantes (Cuba y Noruega) y acompañantes (Venezuela y Chile).
El 23 de marzo de 2016 será la fecha tope para concluir las negociaciones y firmar un acuerdo de paz definitivo, tras el cual las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tendrán un plazo de 60 días para la dejación de armas.
Además de poner plazos al fin del conflicto, el gobierno y la guerrilla lograron superar el escollo más importante del proceso con su acuerdo para crear una «jurisdicción especial de paz» que juzgará delitos de lesa humanidad y graves crímenes de guerra.
Un mecanismo que contará con salas de justicia y con un tribunal de paz, que tendrá competencia sobre todos los actores implicados en la guerra y que establecerá dos tipos de penas: uno para los que reconozcan su responsabilidad en esos delitos y otra para los que no.
Las sanciones para quienes reconozcan delitos muy graves serán de entre 5 y 8 años de «restricción efectiva de libertad en condiciones especiales», lo que quiere decir que no cumplirán esa pena en una prisión convencional.
Quienes admitan esa responsabilidad pero «de manera tardía», es decir durante el juicio ante un tribunal, tendrán penas también de entre cinco y ocho años en prisión y en las condiciones ordinarias.
Y para aquellos acusados de delitos muy graves que nieguen su responsabilidad las condenas podrán ser de hasta 20 años de cárcel.
El acuerdo prevé otorgar una amnistía lo «más amplia posible» por «delitos políticos y conexos», medida que requerirá de una ley del Congreso colombiano.
No serán objeto de esa amnistía los delitos de lesa humanidad, el genocidio, y los graves crímenes de guerra, entre otros delitos graves como la toma de rehenes, la tortura, el desplazamiento forzado, la desaparición forzada, las ejecuciones extrajudiciales y la violencia sexual.
«Ha llegado la hora de la paz» aseguró Santos quien calificó los acuerdos alcanzados hoy de «logro mayor», destacó la «madurez» que ha alcanzado el proceso de paz y reconoció y valoró el paso dado por las FARC para llegar a este momento.
«Somos adversarios, estamos en orillas diferentes pero hoy avanzamos en la misma dirección, la más noble de cualquier sociedad que es la de la paz», dijo el presidente colombiano.
Santos subrayó que los acuerdos de este miércoles, además de ser una «gran noticia para Colombia», suponen una «esperanza para otros conflictos armados del planeta».
«Es la primera vez que un Gobierno y un grupo armado ilegal llegan a un acuerdo de paz y no como resultado de posteriores imposiciones, crean un sistema de rendición de cuentas ante un tribunal nacional por la comisión de crímenes internacionales y otros delitos graves», precisó.
El presidente colombiano que este camino hacia «una paz sin impunidad» no significa la creación de «un sistema extrajudicial, todo lo contrario».
Por su parte, Rodrigo Londoño, alias «Timochenko» expresó su «gran satisfacción» por el acuerdo y puso el acento en que el mecanismo de justicia especial se ha diseñado «para todos los involucrados en el conflicto y no solo para una de las partes».
El líder guerrillero aseguró que las miembros de las FARC están «dispuestos a asumir responsabilidades» por sus actuaciones «a lo largo de la resistencia pero nunca por lo que interesadamente nos imputan nuestros adversarios sin ningún fundamento ni fórmula de juicio».
«Creemos imprescindible que el resto de los actores del conflicto, tanto los que han combatido como los que han instigado la guerra desde lujosas oficinas, asuman con valentía su responsabilidad y así lo manifiesten ante el pueblo colombiano, sin escatimar un ápice de verdad», añadió.
El jefe de las FARC aseguró que la guerrilla «hará todo» lo que esté a su alcance por lograr, incluso antes del plazo máximo, un acuerdo de paz e instó a las partes a multiplicar esfuerzos para alcanzar el alto el fuego bilateral definitivo, la dejación de armas y la transformación de la guerrilla en un movimiento político legal.
También intervino en el acto celebrado en La Habana, el presidente cubano Raúl Castro para asegurar que la paz en Colombia es «posible» e «indispensable» y resaltó que no habrá descanso hasta que lograr ese objetivo.
Castro manifestó que el «profundo respeto a las posiciones de las dos partes, la absoluta imparcialidad, la discreción y el apoyo firme, consistente y solidario, la discreción continuarán caracterizando la modesta contribución de Cuba al proceso de paz».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.