En una ceremonia celebrada hacia el mediodía local en el palacio del presidente saliente, Hamid Karzai, y retransmitida en directo, los dos candidatos firmaron el acuerdo, lo que supone que el fin de la crisis electoral se aproxima después de tres meses de disputas.
Uno de los candidatos ocupará el puesto de presidente -todo indica que será Gani de acuerdo con las información que se ha filtrado a los medios-, mientras que el derrotado será el jefe del Ejecutivo, aunque todavía no se ha hecho ningún anuncio oficial.
Tras la firma del tratado, Karzai se dirigió a los dos candidatos y les felicitó por haber alcanzado un acuerdo en el que, según aclaró, él no participó en su redacción, al tiempo que les deseó que puedan «continuar con los proyectos que el Gobierno actual comenzó».
«Espero que logre lo que yo no pude», sentenció el presidente saliente, al que la Constitución afgana impide presentarse a una tercera legislatura.
El acuerdo prevé también, según los detalles que se han ido filtrando, que dentro de dos años se convoque la Loya Jirga (asamblea tradicional afgana) para modificar la Constitución e incluir en el sistema gubernamental la figura del primer ministro, que reemplazaría al jefe del Ejecutivo.
También está previsto que se modifique el sistema electoral, para evitar una crisis institucional como la que se ha producido a raíz de estas elecciones y después de que el pasado 7 de julio Abdulá rechazase por fraude los resultados preliminares que daban la victoria a Gani.
El portavoz de la Comisión Electoral de Afganistán (IEC), Mohamed Noor, aseguró ayer ante la prensa que hoy se darían a conocer los resultados de la ronda final de las elecciones del pasado 14 de junio, después del recuento del 100 % de los votos.
Sin embargo, Abdulá ha solicitado -según diversas fuentes dentro de su equipo- que no se produzca dicho anuncio, para evitar que haya «un vencedor y un derrotado» en unas elecciones que de acuerdo con él son ilegítimas por «el fraude a escala industrial» que hubo.
Abdulá aceptaría que Gani ocupe el puesto de presidente sin que se den a conocer los resultados, porque según él no es posible anular todos los votos fraudulentos a pesar del recuento de las 8,1 millones de papeletas depositadas en la ronda final.
El pasado lunes, la IEC reconoció que durante la segunda vuelta se produjo «un fraude a gran escala perpetrado por las fuerzas de seguridad, gobernadores y miembros de la IEC» y anunció la invalidación de los votos depositados en 1.028 colegios electorales, el 16 % del total.
Afganistán atraviesa una de sus etapas más sangrientas después de que el año pasado las fuerzas de seguridad afganas se hicieran responsables de la seguridad tras la retirada paulatina de la misión de la OTAN (ISAF), que culminará definitivamente a finales de 2014.
A pesar de la retirada de la OTAN, Estados Unidos ha anunciado que mantendrá a unos 9.800 soldados en territorio afgano hasta finales de 2016.
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