Reporteros del diario francés «Le Monde» contaron en la edición de ayer cómo vivieron ataques con armas químicas lanzados por las tropas del régimen, cuando se encontraban con grupos rebeldes en las cercanías de Damasco.
El fotógrafo Laurent Van der Stockt, en el amplio reportaje titulado «Guerra química en Siria» que dedica al tema «Le Monde», relató cómo vivió en carne propia los efectos de esas armas en el frente de Jobar el pasado 13 de abril.
El fotógrafo vio que los combatientes rebeldes, que estaban apostados en unas casas en ruinas, empezaron a toser, a vomitar, a dar muestras de ahogo, antes de sufrir algunos síntomas él mismo, que después tuvo problemas visuales y respiratorios durante cuatro días.
Según los testimonios recogidos por Van der Stockt y por el periodista Jean-Philippe Rémy -en particular de médicos del hospital Al-Fateh de Kafer Battna en la región de la Ghouta, que declaran bajo el anonimato- podría tratarse de sarín.
Dos meses
Ese gas inodoro e incoloro neurotóxico produce efectos coincidentes con los observados sobre el terreno por los reporteros, que han estado durante dos meses allí cubriendo el conflicto y tratando de contrastar el uso de armas químicas.
«En los dos meses que hemos pasado informando desde las afueras de la capital siria hemos sido testigos de casos similiares en una vasta región», señala el reportaje de 'Le Monde'. Los reporteros consideraron que las fuerzas leales al presidente Bachar el Asad utilizan gases en los frentes de guerra de forma puntual y evitan las propagaciones masivas, que ofrecerían fácilmente pruebas irrefutables del uso de esas armas.
Un uso que, para algunos gobiernos occidentales como Estados Unidos o Francia, constituiría una línea roja que si se traspasara podría justificar una intervención internacional, en particular si se demostrara que se utilizan contra la población civil.
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