La líder opositora birmana y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, defendió ayer la libertad de expresión y la cooperación con las fuerzas democráticas en su primer mitin al día siguiente de ser liberada tras siete años y medio de cautividad.


Ante miles de seguidoresapelotonados en la calle de Rangún en la que está ubicada la sede de la Liga Nacional por la Democracia (LND), Suu Kyi inauguró con estos mensajes su recobrada libertad y el regreso a la actividad política, de la que puede resurgir la confrontación con los militares que la han mantenido encerrada.


«La libertad de expresión es básica dentro de la democracia. Quiero escuchar la voz del pueblo y, después, decidiremos lo que queremos hacer», afirmó la hija del Aung San, el héroe de la independencia de Birmania (Myanmar) que fuera asesinado. «Quiero trabajar con todas las fuerzas democráticas», manifestó en alusión a las formaciones de la oposición que pugnaron en las elecciones celebradas hace una semana. Uno de los partidos era una escisión de la LND de Suu Kyi, que pidió el boicot de los comicios.

Suu Kyi, de 65 años y quien en 1990 guió a su formación hasta conseguir la victoria electoral que jamás fue reconocida por los militares, apuntó que la «democracia es cuando el pueblo ejerce el control sobre el Gobierno. Yo siempre aceptaré este tipo de control». En su primer mitin político, que congregó a un amplio abanico de la sociedad, desde trabajadores pobres a birmanos de clase media, monjes budistas y jóvenes estudiantes, Suu Kyi anunció su intención de reunirse con los miembros de la Junta Militar para buscar una reconciliación nacional que ahora parece una utopía.