Este dato, a primera vista, podría hacernos pensar en que la economía balear está en su mejor momento. Sin embargo, es esencial mirar más allá de las cifras y preguntarnos: ¿este crecimiento se traduce en una mejora real para los residentes de las islas?
No es ningún secreto que el turismo es el motor principal de la economía balear. La recuperación postpandemia afortunadamente trajo de vuelta a millones de visitantes, llenando hoteles, restaurantes, discotecas y playas. Pero esta dependencia casi exclusiva del turismo obviamente nos sigue haciendo vulnerables y la masificación turística plantea desafíos ambientales y sociales que no podemos ignorar.
¿Puede ser –entonces- el PIB per cápita un indicador engañoso? Aunque el PIB per cápita de Balears está en la media de la UE, tal vez este indicador no refleje adecuadamente el bienestar de la población. El alto coste de vida, especialmente de la vivienda, y la precariedad laboral en algunos sectores hacen que muchos residentes no perciban una mejora en su calidad de vida.
Para garantizar una economía más resiliente, nuevamente conviene recordar que es necesario diversificar nuestras fuentes de ingresos. Sin embargo, esto requiere una visión estratégica y un compromiso real por parte de las autoridades y el sector empresarial y aquí no sé si «hay alguien al mando». Teniendo en cuenta que no es una tarea sencilla.
Celebrar el crecimiento del PIB está bien, coincidiremos en que es mejor crecer que decrecer, y tendremos que reconocer que se están haciendo muchas cosas bien. Pero no debemos deslumbrarnos por los números. Por este motivo, es esencial – además -analizar cómo impacta este crecimiento en la vida cotidiana de los ciudadanos.
En resumen ¿Es crecimiento económico o alucinación estadística?