Cuando una empresa quiere celebrar un acto corporativo en un lugar que no conoce y realiza un trabajo previo de localización, intenta contemplar diferentes opciones. Habitualmente los destinos más organizados, cuentan con su Convention Bureau, es decir, una oficina de congresos, que proporciona la información de espacios y servicios disponibles, ayudando a poner sobre la mesa todas las posibilidades para evaluarlas con garantía y evitando pérdidas de tiempo a los interesados. No sé cuál ha sido la actividad durante estos años realizada por la Convention Bureau de Menorca, de la que no se ha oído hablar muy a menudo.
Recuerdo perfectamente, porque me tocó cubrir la información con un reportaje especial, cuando se presentó en 2015 el Auditori de Ferreries, un centro de convenciones con un gran potencial para acoger congresos y eventos de empresa pero que el paso del tiempo ha acabado relegando a un espacio que utilizan principalmente las entidades del municipio. El desbarajuste durante tantos años en resolver quién ostenta la propiedad del recinto ferial de Maó, como también la imagen proyectada a los responsables de un congreso médico que habrá sufrido lo suyo para poder celebrarse en mayo, hablan por sí solos del trabajo que todavía queda por hacer si se quiere verdaderamente posicionar nuestra isla en este mercado. Una tarea no exenta de dificultades ante la poca oferta disponible en cuanto a conexiones aéreas, que por otro lado, no debería servir de excusa para dejar de hacerlo, ya que si echamos cuentas del número de bodas que somos capaces de acoger cada año, si se quiere, se puede.
La nueva línea anunciada por parte de la Fundació Turisme de Menorca parece más que sensata, con acuerdos de promoción incluidos e incluso pensar si no pudiera ser interesante convocar un concurso público para que una empresa especializada se encargue de comercializar en conjunto los espacios disponibles con todas las ganas posibles. Es momento de aprovechar el atractivo MICE que Menorca siempre ha tenido.