Se trata de cuatro establecimientos que emplean a más de 60 personas durante la temporada alta y al que habría que sumar un quinto negocio familiar que tiene que ver con la elaboración y producción de queso bajo la marca Hijos de F. Quintana. La tercera generación, con los hermanos Bosco y Sisco Triay Barber al frente, no descansa.
De hecho, fue el abuelo materno de los Triay Barber el que abrió un bar en 1951 para dar servicio a los menorquines que venían a merendar a la playa en una época en la que la urbanización de Santo Tomás no disponía de los enormes complejos hoteleros y chalets que ahora la presiden. El primer chiringuito se abrió frente a la playa de Santo Tomás pero en 1954 se acabó trasladando a la costa de San Adeodato, a medio camino de la playa de Binigaus.
“El nombre de Es Bruc proviene del brezo que había en el tejado del chiringuito, sostenido por unos troncos”, explica Bosco, que de muy joven ya empezó a trabajar con su hermano. Este negocio de verano se complementaba con la empresa de construcción que su padre tenía y que servía para poder seguir trabajando durante el invierno. Hoy en día emplea a 25 personas entre cocina, camareros y limpieza, y en pleno mes de agosto puede llegar a atender mil personas al día.
En octubre del año 2002 adquirieron un negocio de producción y maduración de queso artesano con Denominación de Origen en Alaior cuyos orígenes databan de 1940. “Pensé que era una buena idea ponerme al frente de la explotación y obtuve la Carta de Maestro Artesano Quesero y Maestro Artesano Madurador”, explica Bosco, cuya implicación con el queso de Menorca lo ha convertido también en presidente del Consejo Regulador del Queso Mahón Menorca desde hace seis años.
EL HOTEL. Pero sin duda uno de los claros reflejos del espíritu empresarial que ha caracterizado este grupo familiar fue la inauguración en junio de 2010 de un hotel rural de cuatro estrellas en es Migjorn. Una finca de 90 hectáreas con una superficie perimetral de 35.000 metros cuadrados que adquirieron en el año 1979 como explotación agrícola. Durante años estuvo dedicada al conreo de cereales y la producción de leche para poder elaborar queso artesano, pero la progresiva degradación del campo menorquín les puso en brete para intentar buscar alguna solución que asegurase su viabilidad. “Teníamos que hacer algo al respecto y nosotros siempre habíamos creído en un modelo de turismo diferente que buscaba algo más que el sol y playa. Como mi hermano Sisco siempre había sentido pasión por los caballos, pensamos en potenciar el turismo ecuestre y posicionarnos en este segmento de mercado a través de transformar la finca en un hotel rural y ofrecer rutas desde un entorno idílico con caballos de nuestra propia cuadra”, cuenta.
El hotel cuenta con veinte habitaciones, cinco de las cuales son suites, y abre seis meses al año. La creciente demanda por este tipo de hoteles gracias al impulso del Camí de Cavalls les ha hecho mejorar año tras año sus ratos de ocupación, teniendo en cuenta que no dependen de touroperación y que abrieron en plena crisis. “El senderismo y el cicloturismo nos traen cada año muchos clientes que aprovechan para relajarse y disfrutar de las vistas del mar y del campo que les ofrecemos”, explica Bosco Triay. Actualmente tienen previsto hacer una ampliación de su capacidad con la incorporación de siete habitaciones más a partir del aprovechamiento de un edificio anexo. En el hotel trabaja un equipo de trece personas dirigidas por Andreu Bosch.
RESTAURACIÓN. Fruto de su experiencia al frente del chiringuito de Es Bruc en Santo Tomás, en el año 2010 les ofrecieron la posibilidad de explotar otro establecimiento singular situado en la playa de Arenal de Son Saura, que supuso un paso mas en su consolidación como grupo de restauración y servicios turísticos. “Cuando fuimos a verlo por primera vez con mi hermano, nos miramos pensando que estábamos ante un restaurante de características similares al que ya teníamos, pero ubicado al norte de la isla. Decidimos intentarlo porque nos pareció una buena opción por el simple hecho de que Menorca es isla de viento y es muy habitual que el turista se desplace en función de cómo sopla”, argumenta.
Bautizado como Es Bruc Nord, la idea fue ofrecer desde el primer momento el mismo concepto de cocina mediterránea que se servía en el otro chiringuito y poder aprovechar las sinergias de una economía de escala. Fieles a sus raíces emprendedoras asumieron la gestión de este tercer negocio de temporada con un equipo de diez personas, el mismo año de la apertura del hotel rural, dando muestras de su capacidad de buena organización.
De hecho, tres años más tarde, los mismos dueños del local de la playa de Son Saura les brindaron la posibilidad de asumir la gestión del restaurante que tenían en propiedad en el Golf Son Parc. “Era un negocio vinculado a la actividad del campo pero con la posibilidad de poder abrirlo durante todo el año para que el residente pudiera disfrutar del fin de semana en un entorno diferente. Así nos lo planteamos en su día”, añade. Para la gestión administrativa y de logística de los tres restaurantes y el hotel funcionan centralizadamente desde una nave que disponen en el polígono industrial de es Migjorn, que sirve de almacén.
Bosco Triay Barber explica que el secreto de su éxito es haber podido contar con un equipo de personas que siempre han sentido como suyo su trabajo. “Funcionamos como una verdadera familia y podemos estar orgullosos de tener gente en la casa que trabaja con nosotros desde hace más de treinta años. Esta es nuestra mayor satisfacción”, concluye orgulloso.
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