Parece que en los mercados bursátiles se ha hecho bueno el dicho “tras la tempestad llega la calma” y ya no se oyen noticias que llegan de Grecia, China, Brasil o de nuestro propio territorio. Sin embargo, ¿ha cambiado algo realmente? Parece que no: Grecia mantiene un gobierno no muy acorde con las ideas de la troika, China se seguirá desacelerando, Brasil vive en una crisis intensa y en España se celebrarán unas de las elecciones más inciertas que se recuerdan. Pese a todo, los mercados están subiendo con fuerza, y vemos, por ejemplo, cómo el IBEX 35 ha recuperado desde mínimos (hasta 14 de octubre), y a pesar de los recortes de esta misma semana, casi un 10%.

Esta es una prueba más de que los mercados a medio/largo plazo siguen motivaciones económicas reales, ya sean datos actuales, previsiones realistas y bien analizadas o comportamiento histórico plasmado en gráficos. Los “ruidos” que llegan y que tanto entorpecen sobre todo al pequeño inversor, que suele estar menos resguardado y que por supuesto no puede provocarlos, sirven precisamente para eso, para asustar, o bien todo lo contrario, para inyectar euforia desmedida.

Se ha comentado en numerosas ocasiones en esta sección, pero una herramienta sencilla que se puede mirar son los soportes de las bolsas (si además se analizan datos de “miedo” como la volatilidad o las encuestas de sentimiento mucho mejor) y, siendo cierto que se perforaron algunos muy importantes que ahora ya se han recuperado, han sustentado bien los precios de los índices en estrategias largoplacistas.

Tener una estrategia a largo plazo (la de corto es más compleja) con una inversión bien diversificada y sensata, con soportes técnicos sobre los que se puedan asumir pérdidas (o menores beneficios), cierto seguimiento para evitar sorpresas y una formación básica es un trabajo que evita “ruidos” y que ofrece buenos resultados.