Los casos de desaceleración en China y en Brasil, con las bajadas de sus bolsas en las últimas semanas, han sembrado dudas en muchos inversores que tienen posiciones en renta variable emergente o bien en los que querían abrirlas.
Al hablar de países emergentes lo hacemos de zonas geográficas muy alejadas entre ellas, tanto geográficamente como culturalmente, y sobre todo económicamente, ya que engloba Asia (se excluye Japón), el este de Europa, Latinoamérica y África. Así, invertir en países emergentes se puede hacer de forma muy localizada y específica (por ejemplo comprando una acción de una empresa china en la bolsa de Hong Kong) o muy diversificada (comprando un fondo global con posiciones en todas estas zonas). Por facilidad de seguimiento (parece complicado que un pequeño inversor haga inversiones directas en la bolsa china, brasileña o rusa), por costes (algunos de estos mercados suponen tarifas elevadas con el bróker), por diversificación (¿cuántas compañías puede comprar una sola persona?), incluso por diferencia horaria, la mejor opción para la mayoría es utilizar los fondos de inversión como vehículo para acceder a estos mercados, algo que por otra parte podría ser extensivo a cualquier otro, incluso al español, porque además de estos factores se une la fiscalidad ventajosa de este tipo de productos.
La mayoría de fondos globales más rentables de países emergentes tienen sobreponderado el mercado asiático, desinvirtiendo desde hace años tanto en Sudamérica como Europa del Este, estrategia que parece que funciona correctamente.
Desde luego estas bajadas se han dejado notar en todos los fondos de emergentes, en mayor o menos medida. Sin embargo un 5-10% de este tipo de fondos en una cartera de renta variable todavía parece óptimo, debido al potencial que tienen los mejores fondos de esta categoría.
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